Vicenta, la mayor de cuatro, ha visto por primera vez a sus tres hermanos entre abrazos, emoción y lágrimas. Tiene 89 años ha conocido recientemente su procedencia. Ellos se pensaban que habría muerto. "Mi pensamiento ha sido siempre: quién soy, quién soy ... y no saber", se lamenta ante las cámaras. A Vicenta la dieron en adopción a los tres años en un Colegio de monjas de La Rioja. Con 18 años comenzó a investigar sobre su pasado.

"Como ya yo sabía desde bien jovencita que ellos no eran mis padres, me daba cuenta de todo", recuerda. En 1950 no tenía manera de bucear en archivos de otras instituciones, pero casi 70 años después su nieta puso este tuit en busca de ayuda. "Ahí fue cuando comenzó todo y ya mi madre siguió investigando", cuenta su nieta Estrella.

Les aconsejaron hacerse una prueba de ADN y comprobar si había coincidencias genéticas. Y las hubo, pues un familiar lejano de Vicenta también estaba en ese banco.

Gracias a eso, llegaron a sus hermanos que vivían en Medina del Campo, Valladolid. "Hemos tenido mucha suerte porque nos han acogido y han aceptado a mi madre", expresa Pilar. Tras años de incertidumbre, Vicenta descansa tranquila porque ya sabe quién es.