Drew Calver, de 44 años, es un padre de familia y profesor de historia de secundaria que sufrió un infarto en su domicilio de Austin, Texas. Fue un vecino quien alertó a los servicios médicos del hospital St. David's Medical Center, que confirmaron el ataque al corazón y lo ingresaron de urgencia.

Calver fue intervenido quirúrgicamente y le colocaron cuatro stents. Pasó hospitalizado cuatro días hasta su recuperación. Sin embargo, a pesar de tener un seguro médico que, al parecer, podría cubrir todos los gastos hospitalarios, a su salida del hospital recibió una factura que no se esperaba: 164.941 dólares.

Anteriormente, el hospital había asegurado al paciente que no debía preocuparse y que aceptarían su seguro, ya que este se había mostrado intranquilo debido a que el St. David's se encontraba fuera de la red de hospitales que cubría su aseguradora.

La aseguradora del paciente logró cubrir 55.840 dólares, pero a Calver aún le queda un saldo de más de 108.000 dólares que no sabe si podrá pagar. "No puedo pagar esta factura con mi salario de maestro y no quiero que esto vaya a un cobrador de deudas" explicaba Drew al medio 'KHN'.

Varios estados, entre ellos Texas, han aprobado leyes que ayudan a proteger a los pacientes de estas facturas sorpresas, sobre todo para casos de emergencias como fue el de Drew Calver.

El hospital culpa de la factura al distrito escolar y a Aetna por ofrecer una red tan estrecha que no incluye sus hospitales. "Si bien hicimos todo bien en esta situación, la estructura del plan de seguro del paciente como un producto de red estrecho colocó una gran parte de la responsabilidad financiera directamente sobre el paciente porque nuestro hospital no estaba dentro de la red", aseguró un portavoz del centro.

Después de un año Calver sigue endeudado con el hospital y en agosto recibió una carta exigiendo el pago completo de su deuda. En esta situación viven miles de estadounidenses que saben que tienen un seguro médico pero no saben cuanto pagarán finalmente por su estancia en el hospital.