Lleva diez meses peleando para que le dejen opositar. Gabriel sueña a sus 23 años con ponerse la toga. Aprobó la carrera de derecho con un notable alto y está seguro de que podría ser un buen juez. Aunque reconoce dificultades.

Según algunos magistrados, hay momentos como la toma de declaraciones donde el oído es más importante que la vista. Para apreciar evasivas o titubeos. Además, dicen, las nuevas tecnologías están de su lado.

También las 114.000 personas que han apoyado su causa a través de la plataforma change.org. Gabriel podría convertirse en el primer juez español ciego. En otros países como Bélgica o Perú ya dictan sentencias.