"Al ser un pozo de tipo artificial, de un diámetro muy pequeño y con un niño muy pequeño dentro. Tiene todos los ingredientes para ser una operación muy compleja", explica el presidente de la Federación Andaluza de Espeleología, José Antonio Berrocal.

"A 80 metros de profundidad hay exactamente el mismo oxigeno que en el exterior si el espacio está abierto y ventilado. El problema es que hay un tapón de piedras sobre el pequeño Julen y si este tapón es de barro y de agua puede ser hermético. Pero si tenemos suerte y son como las piedras que puedes encontrar por este territorio, en el espacio inferior del tapón podría haber circulación de aire", ha afirmado el experto.

"Creo en un pequeño milagro, porque hay experiencias en terremotos o cuevas, donde después de muchas horas e incluso días se ha podido rescatar a la persona. Tengo absoluta confianza en que pueda ser posible un rescate del niño vivo", ha declarado.

"Si se ha quedado dormido o en un estado semiinconsciente, eso podría hacer que su ritmo vital decaiga un poco y ayudaría a que consuma también menos oxígeno y no sufra de claustrofobia", ha concluido Berrocal.