En Valdelamusa (Huelva) llevan toda la vida sin nombres en sus calles. El cartero de la localidad los conocía y no había problemas, pero se ha jubilado y las cartas han empezado a perderse. Hay multas que no llegan, ambulancias que no saben donde acudir y mensajeros que entregan los paquetes a cualquier vecino.
Por ello, los 300 vecinos del pueblo han optado por poner carteles en sus casas para orientar a quienes llegan, aunque no ha sido la solución más efectiva.
Cada vez que llega un repartidor o un cartero, los habitantes de Valdelamusa se ven obligados a darles instrucciones como si de un laberinto se tratase. Pero en muchos casos, los intentos no dan ningún resultado y son los propios vecinos los que tienen que buscar al repartidor.
Por eso, los residentes de Valdelamusa exigen al ayuntamiento una solución para hacer su vida un poco más sencilla.