Las reacciones habituales en las consultas médicas cuando el médico solicita pruebas de VIH suelen ser de repulsa. Muchas personas estigmatizan con el virus y lo asocian a los homosexuales o a las personas jóvenes.
El estigma y el miedo al virus hacen que el 70% de los contagios se trasmitan por VIH oculto. Es decir, uno de cada tres personas desconoce que es portador de la enfermedad, pero el virus le puede afectar a cualquiera.
Una vez detectado el virus y siguiendo un tratamiento, la carga viral se reduce y también las probabilidades de contagiar a otras personas. Pero la medicación no sustituye la prevención.
Mario Blázquez, técnico de prevención de VIH de COGAM, advierte de que mucha gente "llega a creer que es mejor infectarse y medicarse, y no tener que protegerse".
Enrique es seropositivo y lleva 20 años conviviendo con el VIH. Su medicación es similar, por ejemplo, a la que toma alguien con diabetes o hipertensión: "Yo estoy tomando una pastilla solamente y voy al hospital dos veces al año a hacerme analíticas y dos veces al año a sacar medicación".
Él colabora en una asociación LGTB para ayudar a los que pasan por lo mismo. Su vida, dice, es igual que la del resto.
Los contagios de VIH en nuestro país aumentan, casi un centenar más que el año pasado. Centros de salud y ONG inciden en las pruebas: gratuitas, anónimas y rápidas. Un objetivo común para plantar cara al VIH.