Es el fenómeno de esta década, ciudades inundadas de miles de furgonetas ocupando el espacio público que nos llevan el paquete a casa, especialmente ahora, en fiestas. "Con el 'black friday' empieza todo, el fin de semana es muy fuerte. La media va aumentando a 120 o 150", explica un repartidor.
Esto es lo que motiva a Barcelona para poner en marcha la denominada 'Tasa Amazon', cuyo objetivo es reducir la huella de estas furgonetas de reparto en la ciudad. Con esta medida gravará a partir de marzo los envíos a domicilio de las grandes empresas repartidoras y podría recaudar como máximo unos 2,6 millones. "Persigue cambiar los hábitos de consumo", explica Jaume Collboni, teniente de alcalde de la Ciudad Condal, que asegura que el dinero recaudado "irá destinado a ayudar al pequeño comercio de proximidad".
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Esta tasa tendrán que pagarla solo las empresas que facturen más de 1 millón de euros al año, un sobrecoste que podría terminar saliendo del bolsillo de los consumidores y del que quedarán exentos aquellos paquetes que vaya a puntos de recogida. Se trata de una iniciativa pionera en el mundo, solo estudiada por Reino Unido, que sin embargo ha decidido guardarla en un cajón.