Aún sin creerlo, los familiares de Mohammed abrazan a la Guardia Civil y, por fin también, a su hermano y su cuñado. Así fue el emotivo momento en el que se reencuentran después de 11 días de angustia desde que ellos mismos denunciaron su desaparición.

Juan Belmonte, jefe de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil fue quien dirigió esta operación de rescate. "No las tenía todas conmigo de que esta persona iba a salir bien porque eran muchos días", ha apuntado.

Porque las condiciones en las que se encontraba la víctima eran deplorables. Durante once días el joven, de 27 años, permaneció atado, primero en una casa en Santa Pola, en Alicante y, después, en un chalet en Yecla, en Murcia. Sin apenas ingerir alimentos. Además, los secuestradores le propinaban brutales palizas y descargas eléctricas. Las agresiones las grababan con un móvil para luego extorsionar a su familia.

"Es una familia adinerada, tiene negocios en Argelia, y aquí también tiene un negocio de alquiler de vehículos", ha contado Belmonte, confirmando que el móvil del secuestro es económico. De hecho, esta información los secuestradores la conocían de primera mano. "Hemos detenido a un par de hermanos que están relacionados familiarmente con la víctima y sí que eran conocidos de él", ha contado el jefe de la operación. Por su rescate exigían 350 mil euros.

Todo empezó el pasado 27 de mayo. Tres personas encapuchadas abordaron a punta de pistola a Mohammed en plena calle. Lo introdujeron en un coche y allí, incluso, le golpearon con un martillo. Dos días más tarde, la Guardia Civil de Villajoyosa, en Alicante, fue alertada de esta desaparición y empezó a trabajar, sin descanso, hasta dar con su localización. "Tuvimos que utilizar ciertos medios técnicos para poder ubicar concretamente el chalet", ha añadido el guardia civil.

La operación se ha saldado con cinco detenidos. En este caso concreto Mohammed ha podido regresar a su casa. Un éxito que, desde la Guardia Civil recuerdan, ha sido gracias a la rapidez de los familiares para informar a la policía. "Inmediatez en la llamada, ponerse en contacto de la forma más urgentemente posible con la Guardia Civil", es el consejo de Juan Belmonte. Una actuación fundamental, dice, para que casos tan graves como este terminen con un final feliz.