El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha afirmado que no cree en la igualdad de género porque, según él, no es la solución para vencer al "machismo inaceptable" que, sostiene, hace que sigan muriendo mujeres, pero también "algún hombre".
En su escrito semanal, Rodríguez afirma que no cree en la igualdad de género. "Creo en la igualdad entre el sexo femenino y el sexo masculino, esto es, entre los seres humanos. Creo, pues, en la igualdad de sexos", manifiesta el arzobispo toledano.
"No me gusta la desigualdad por la que la mujer sufre en tantos campos; detesto la violencia contra la mujer y, por supuesto, condeno sin ninguna clase de dudas las muertes que hombres -habría que decir 'el macho'- cometen contra la mujer; como también detesto las muertes de niños por ser niños, de adultos y de ancianos, como me duele que haya quienes mueren por falta de seguridad en el trabajo, por ahorrarse un dinero, o por tantas discriminaciones que se dan en la sociedad humana", ha afirmado.
No obstante, se reafirma en que no cree en la igualdad de género. "¿Por qué razón? Porque, aunque no existe ninguna diferencia en cuanto a la dignidad y a los derechos fundamentales entre hombre y mujer, hay diferencia entre el sexo masculino y el sexo femenino. Lo cual no me impide ver la igualdad radical entre las dos partes que constituyen la humanidad: la mujer y el hombre".
Desde su punto de vista, hay diferencia entre los sexos, aunque estos son complementarios, y las diferencias entre hombres y mujeres no se deben "simplemente" a una cuestión de género, cultura o mala educación ni a una asignación de roles. "Pero no me escandalizo porque niños y niñas, por ejemplo, jueguen a juegos que no sé por qué tienen que ser de niños o de niñas", añade.
"Acepto o entiendo que existan quienes defienden la igualdad de género. No tengo por qué ser partidario del pensamiento único. Por eso mismo, me parece muy radical la postura de los que consideran que quienes no aceptamos la igualdad de género, tan marcada hoy en nuestra sociedad, somos retrógrados, o de pensamiento inferior. Mucho menos que odiamos a las mujeres. En absoluto", se justifica el arzobispo toledano.
Rodríguez concluye que el "mayor radicalismo" es el que defiende que solo la "opción género" es válida y que las demás explicaciones sobre qué es el ser humano, que diferencian entre el hombre y la mujer, deben desaparecer. "Según ellos, están superadas", critica.