La cruz fue derribada tras establecerse un perímetro de seguridad de unos 10 metros, pero el cordón se quedó corto. El derribo se produjo de forma tan virulenta que sus piedras acabaron impactando en alguno de los asistentes, que llevaban años esperando el momento del derribo, acordado ahora por el Pleno de la localidad vizcaína.
El monumento, de unos 10 metros de altura y 50 toneladas de peso, dará paso a un monolito en memoria, precisamente, de las víctimas del régimen franquista y será levantado utilizando las mismas piedras que formaban la cruz derribada.