El edificio consumido por el incendio de Valencia ha quedado arrasado y convertido en un gigantesco esqueleto negro en el que los bomberos ya han logrado acceder a las primeras plantas. "Para visitar todo el edificio, hará falta como mínimo 24 horas", señala Jordi Murtra, exjefe de Bomberos de Barcelona.

Su prioridad es asegurar la estructura y, junto con la Policía Científica, encontrar a los fallecidos. Allí trabajan con un equipo de respiración autónomo, unas bombonas de oxígeno a su espalda con una autonomía de entre 20 y 30 minutos para respirar.

Desde fuera, el humo sigue saliendo del bloque de viviendas. Durante la mañana de este viernes, el fuego se ha reactivado en parte de la fachada, y los trabajos con los brazos articulados se han centrado en refrescar la estructura.

Se espera que el proceso sea largo, tal y como apunta Murtra: "Una estructura de estas necesita muchas horas para que se vaya enfriando paulatinamente". La UME ha usado también drones para avistar posibles víctimas y puntos calientes desde el aire. Es la única forma que tienen de tener una visión aérea segura para "poder inspeccionar", y evitar que el equipo de bomberos entre y se hunda el techo "o haya una caída de un forjado".

De momento, se descarta el riesgo de derrumbe por el material del que está hecho la estructura del edificio. "El hecho de que sea de hormigón ha ayudado a que no haya colapsado ya, si hubiese sido metálico no lo hubiese soportado", subraya el arquitecto Sergio García-Gasco.

Pese a las altas temperaturas, el acero del interior del hormigón armado no se ha derretido y la estructura parece estable. Es uno de los materiales más seguros y resistentes. Ahora, están a la espera de la investigación y el análisis posterior. Se necesitará un informe de solidez del edificio para evaluar los siguientes pasos. "Si la reparación va a ser más costosa que destruir y construir de nuevo habrá que estudiarlo", detalla Julián Ossorio, técnico en rehabilitación de edificios. Solo entonces, se valorará su reparación o derrumbe.