El 17 de agosto de 2017, una furgoneta irrumpió en las Ramblas de Barcelona. Pero ahora se ha podido saber que el plan inicial era otro. La fecha: el 20 de agosto; el objetivo: el Camp Nou, estadio donde juega el Barcelona, según ha adelantado El Periódico de Cataluña. Allí, donde se disputó el primer partido de la temporada, el Barça-Betis, querían atentar los terroristas.

"Los planes originales eran mucho peores, y dentro de lo malo hemos tenido suerte", ha apuntado en Al Rojo Vivo Ignacio Cembrero, experto en yihadismo. Se ha conocido esta información gracias al historial del teléfono móvil de uno de los yihadistas, Mohammed Hichammy. Y ello, gracias a un testigo que situó a dos miembros de la célula en la tienda oficial del Barça días antes y a unas hojas que los investigadores encontraron entre libros de religión del imán Abdelbaki Es Satty.

Él es uno de los supervivientes del grupo terrorista. Confesó que también planeaban atacar la Sagrada Familia. La aparición de un vídeo, grabado por los propios asesinos, revela que además querían hacer lo mismo en la Torre Eiffel, como detalla El Confidencial. "En ese viaje hicieron un estudio sobre las mejores ubicaciones para colocar bombas", ha explicado en Al Rojo Vivo el periodista José María Olmo.

Del sumario también se desprenden otros dos objetivos: discotecas en Sitges y la sala Razzmataz de Barcelona. Para ello, los terroristas habían fabricado hasta 250 kilos del explosivo casero conocido como 'la madre de Satán'. Su casa franca, en Alcanar, saltó por los aires, por lo que pusieron en marcha su 'plan B', con el que asesinaron a 16 personas en las Ramblas y Cambrils.