La memoria enterrada

Localizan dos fosas comunes con víctimas del franquismo en Valverde de Llerena (Badajoz)

Los detalles Amontonados, con impactos de bala en los cráneos y objetos personales junto a los huesos: así han sido hallados los cuerpos de los represaliados en una de las fosas más grandes descubiertas en Extremadura.

Localizan dos fosas comunes con víctimas del franquismo en Valverde de Llerena (Badajoz)
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Bajo la tierra del cementerio de Valverde de Llerena, en el sur de Extremadura, han comenzado a aflorar las huellas silenciadas de una de las represiones más crueles de la Guerra Civil. Un equipo de arqueólogos ha iniciado la exhumación de lo que ya se considera una de las mayores fosas comunes del franquismo en la región. Se estima que en este enclave podrían yacer al menos 26 cuerpos, víctimas de la represión franquista, aunque los indicios apuntan a que podrían ser muchos más.

Durante casi 90 años, estas personas han permanecido enterradas en silencio. Hoy, sus cuerpos empiezan a hablar. "La mayoría analfabetos, la mayoría agricultores", recuerda Andrés Gómez Parra, alcalde de Valverde de Llerena, cuya voz tiembla al evocar las historias transmitidas por generaciones.

La intervención, dirigida por la arqueóloga Sheila Romero, ha permitido localizar dos fosas en el interior del cementerio. En una de ellas, los esqueletos aparecen amontonados, sin orden ni cuidado, en una disposición que revela el horror vivido.

"En aquel cráneo de allí se ve perfectamente el impacto de entrada", explica Romero señalando los restos. "Y la disposición… están tirados de cualquier manera, unos encima de otros, con las piernas como pueden".

Entre los cuerpos, los arqueólogos hallan objetos personales: botones, hebillas, trozos de ropa… Testigos silenciosos de las vidas que un día fueron truncadas. "En las bolsas que tenemos marcadas con chinchetas guardamos los objetos materiales que ellos mismos portaban", detalla Romero. "En su mayoría son elementos humildes, cotidianos".

El arqueólogo Ander Arginberri destaca la resistencia de algunos materiales al paso del tiempo: "Lo que más suele aguantar son los zapatos y los calcetines", comenta mientras examina los restos.

La fosa fue señalada durante años por la memoria colectiva del pueblo. Testimonios de vecinos y familiares han sido clave para su localización. Muchos recuerdan cómo los represaliados eran sacados de la plaza del pueblo, uno a uno, y conducidos hasta el cementerio. "En la plaza los iban sacando poquito a poco, los subían al cementerio y de hecho aquí está la prueba", afirma el alcalde, señalando el lugar de los trabajos.

Sin embargo, parte de esta historia sigue oculta bajo tierra. Algunas zonas de la fosa permanecen inaccesibles al hallarse bajo construcciones posteriores. "No va a salir todo porque están debajo de este bloque de nichos", lamenta Gómez Parra, consciente de que no todos los cuerpos podrán ser recuperados.

La intervención, impulsada en el marco de los programas de memoria histórica, busca no solo dignificar los restos, sino también dar respuesta a los descendientes de las víctimas que, durante décadas, vivieron sin poder enterrar a sus familiares. Todo apunta a que la fosa de Valverde de Llerena podría convertirse en una de las más relevantes de Extremadura. Un espacio de duelo, de justicia y de reparación.