Manuel lleva 30 años entre fogones. Ahora, el cierre de su bar le vuelve a llevar al ERTE, y la bajada de ingresos que conlleva lo notan en casa.

"El anterior ERTE empecé a cobrarlo en julio", nos cuenta, una ayuda que no permite "llegar a final de mes". Situación similar vive Álvaro, cuya única trabajadora también ha vuelto al ERTE.

Él va a empezar a poner desayunos para llevar y, aun así, calcula que perderá unos 6.000 euros: "No sé cómo saldré de esta. Aparte de los dos créditos que pedí, ya no me conceden más".

Para llevar, Toni da comidas y cenas, pero sabe que con ello no salva el negocio. "Puedes hacer un 20-30% de la caja", nos cuenta. En Barcelona, el sector acusa pérdidas millonarias, con el 15% de los locales de hostelería cerrados desde el inicio de la pandemia.

Se mantienen el 95% de los establecimientos cerrados, aunque algunos se rebelan y se atreven a servir en mesa. Los salones de belleza son los otros grandes perjudicados por las nuevas restricciones. Pueden abrir peluquería, pero no hacer tratamientos estéticos.

Sara se queja de que ha tenido que hacer muchas cancelaciones en muy poco tiempo. "En 24 horas hemos tenido que cerrar, anular citas... una locura", afirma. Defienden que muchos de sus tratamientos son también higiénicos, sobre todo para gente mayor.