Las memorias del emérito

Juan Carlos I asegura que su relación con Felipe VI está rota por su "insensibilidad" y culpa, en parte, a la "falta de sintonía" con Letizia

¿Qué ha dicho? "Mi hijo me dio la espalda por deber… Entiendo que, como rey, debe mantener una postura pública firme, pero sufrí (…) por su insensibilidad", señala el emérito en sus memorias. No ayuda ni ayudó nunca, confiesa, la "falta de sintonía" personal con la reina Letizia.

Los reyes Felipe y Letizia saludan a la prensa a su llegada al cumpleaños de la infanta Elena, donde también ha estado Juan Carlos
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El soberano tomo del emérito, de más de 500 páginas, destila contrición, morriña -sobre todo familiar, de hecho hubiera preferido el título de "rey padre"- pero no exactamente arrepentimiento.

"Tengo la sensación de que me están robando la historia de mi vida", llega a decir Juan Carlos I en sus memorias. Porque en ellas se nota también resquemor, sobre todo hacia su hijo, el rey Felipe, por quien, apunta, se 'sacrificó' al exiliarse.

En una entrevista en 'Le Figaro', el emérito dice que "para ayudar a mi hijo, busqué un lugar donde los periodistas de mi país no pudieran encontrarme fácilmente". Se queja amargamente don Juan Carlos de que la relación está completamente rota, "encerrada en el silencio de la incomprensión y el dolor". "Mi hijo me dio la espalda por deber… Entiendo que, como rey, debe mantener una postura pública firme, pero sufrí (…) por su insensibilidad", señala el emérito en sus memorias.

No ayuda ni ayudó nunca, confiesa, la "falta de sintonía" personal con la reina Letizia. "[Su llegada] no contribuyó a la cohesión de nuestras relaciones familiares", apunta Juan Carlos. Solo palabras de cariño tiene, sin embargo, para sus nietos o su esposa, la reina "Sofi", a la que admira y de la que "lamenta profundamente" no haya ido a verle a Abu Dabi.

A todos ellos, reconoce "haberles decepcionado", dice, "… por [caer en] mis debilidades, mis errores de juicio por amor y amistad, y por [confiar en] conocidos dañinos" Y, dentro de esos errores, capítulo Corinna, a la relación con su amante alemana, a la que se resiste a nombrar en las entrevistas, el emérito la tilda de "gran equivocación" que hoy también, dice, "lamenta profundamente".

Como que a nombre de ella fueron a parar gran parte de los polémicos e irregulares millones saudíes que recibió el emérito. "Un generoso regalo del difunto rey Abdalá, un hermano (…) que no podía rechazar; un grave error". Que, se justifica, cometió para "garantizar su jubilación lejos de la vida oficial".

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