Alberto Núñez Feijóo sucedió a Pablo Casado como presidente del Partido Popular prometiendo otro estilo. "Yo ya dije que no estaba aquí para insultar al presidente del Gobierno", proclamó en el XX Congreso del partido tras asumir su liderazgo. Una promesa que, un año después, se ha ido evaporando hasta llegar a catalogar las formas del Gobierno de coalición como "más propias de regímenes totalitarios".
Al principio, inició su mandato con un discurso basado en la economía, pero pronto mutó y centró sus críticas en la figura de Pedro Sánchez, a quién acusó de ser "más hooligan que nadie". Ese tono duro, alejado de lo que había prometido en su carta de presentación en Sevilla, se ha intentado contrarrestar desde Génova con varios fichajes más amables. Es el caso de Borja Sémper, el político vasco que ha vuelto a la formación como portavoz electoral con una misión: "Contribuir con la palabra a una política serena".
Los analistas políticos reconocen que Feijóo ha conseguido coser el partido después del terremoto que supuso la salida de Casado. Una virtud que hasta le ha reconocido la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. "El PP es el único partido que en la actualidad está unido", señaló en una entrevista en Al Rojo Vivo la líder del PP en Madrid.
Las aguas están más calmadas en el principal partido de la derecha en España y en eso ha contribuido la decisión de Feijóo de otorgar todo el poder a Ayuso en Madrid, evitando una disputa que sí tuvo con su predecesor, que quería evitar que asumiera las riendas de la formación en Madrid. Desde ese lugar, Ayuso ha llevado la contraria en algunos asuntos al presidente nacional, aunque siempre ha negado que tenga aspiraciones nacionales. Este pasado domingo, en una entrevista en 'El Mundo' señaló: "Realmente no tengo rival en Madrid, compito con Sánchez." Una portada que no ha incomodado en Génova, según la dirección popular. "Todos confrontamos con Sánchez, así que la portada es estupenda", ha dicho este lunes Sémper.
Pero si hay un tema que ha incomodado a Feijóo en su primer año en Madrid ha sido la relación con Vox. "Evitaré las coaliciones con Vox, si se puede", dijo el líder 'popular', que no acudió a la toma de posesióndel presidente de Castilla y León, donde su partido pactó el primer Ejecutivo con la extrema derecha en España. El líder popular ha huido de Santiago Abascal y de hecho solo se les ha podido fotografiar una vez en público, aunque en privado sí se han reunido, como adelantó esta cadena en exclusiva.
Con Vox acechando por la derecha, Feijóo ha cometido varios errores para no perder votos. El más sonado fue cuando, tras el asesinato de un sacristán en Algeciras, dijo: "No verá a un cristiano matar en nombre de su religión como hacen otros pueblos".
El otro frente lo tenía en el centro y, para no asustar al votante, su estrategia ha pasado por la ambigüedad. Un tema que incomoda en el PP es el del aborto. La postura de Feijóo fue la siguiente: "El aborto es un derecho que tiene la mujer dentro de la ley, y no voy a cambiar de opinión".
Un político que llegó a Madrid desde la presidencia de la Xunta de Galicia con la imagen de buen gestor, pero tras varios patinazos ha ido perdiendo por el camino esa estela. No obstante, un año después sigue liderando todas los sondeos electorales menos el CIS.