Del resultado electoral de este 20D en la sede del PP sólo se escuchó una certeza, la idea de que el PP "sigue siendo la primera fuerza de España". A partir de ahí todo es incertidumbre. Victoria sí, pero por las caras que algunos dirigentes exhibieron en el balcón de Génova,es un triunfo con sabor amargo. Votó Rajoy, pero sin entusiasmo. Los populares han cosechado su peor resultado desde 1989, dejándose por el camino más de tres millones y medio de votos.

Ante un escenario incierto, ya han empezado los reproches al PSOE, al que le piden altura de miras. Javier Maroto, vicesecretario de acción sectoral, ha dicho en Al Rojo Vivo que "la propuesta que ha hecho el PSOE ha sido levantarse de la cama y decir directamente que no apoya la investidura del PP, la estabilidad en España sin pensar si tienen ellos estabilidad con Podemos".

Mientras algunos dirigentes del partido admiten que ahora toca administrar el caos, la idea de una posible repetición de elecciones ya no es una fantasía. En ese caso, la candidatura de Rajoy podría empezar a cuestionarse, aunque oficialmente descartan un cambio en la foto del cartel electoral y niegan que su jefe de filas haya lastrado el resultado.

El vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, ha dicho en Espejo Público que "el debate no estaba en el tema de nombres" y que la campaña "ha ido bien". El PP se ha resentido en algunos de sus hasta ahora feudos tradicionales como la Comunidad Valenciana o Madrid. Ha pasado a ser una fuerza minoritaria en Cataluña o el País Vasco y ha aguantado el tipo en Castilla y León, pero no tanto en el terriorio de su secretaria general, María Dolores de Cospedal.