Tras los focos, las conexiones televisivas y los mítines electorales en Cataluña se oculta un panorama político tensionado hasta el límite desde hace años. Tanto, que arroja siempre nuevos escenarios que, hasta que allí suceden, casi ni se imaginaban. Como que la fecha de los comicios se cancele y recupere en un tiempo exprés.

Es lo que pasó cuando, con el precedente de los comicios vascos y gallegos, el Govern catalán quiso aplazar las elecciones que se debían celebrar en plena pandemia por el covid. Pero la justicia no lo vio justificado: tras un mes de vaivenes, la fecha inicial se mantuvo. Eran y serían el 14-F.

Así, montar de nuevo toda la maquinaria electoral para unos comicios puede parecer una locura. De lo que se trata realmente es de un "reto bestial", tal y como reconoce en conversación con laSexta Elsa Artadi, directora de campaña de JuntsxCat. Aunque para ellos, con parte de sus líderes huidos en Bélgica, hacer mítines por Zoom ya se haya "convertido en algo natural".

Al final, todo se resume en una apuesta al todo o nada: una lucha contrarreloj en la que hay mucho dinero de por medio

Los artífices de la artillería electoral de los principales partidos que concurren a estas elecciones catalanas detallan a esta cadena cómo ha sido hacer, de manera acelerada y con la pandemia de por medio, una campaña. Suspensiones, amagos de cambios de fecha y apuestas políticas mediante.

Al final, todo se resume en una apuesta al todo o nada: una lucha contrarreloj en la que hay mucho dinero de por medio. Spot, mailing, cartelería. Puede salir bien… o muy mal.

Esto es lo que gastan, en qué lo gastan y cómo planean ese gasto. laSexta destripa el interior de la campaña catalana.

La campaña, el último engranaje

Recopilamos: el Govern de la Generalitat quiso posponer el día de las elecciones, esgrimiendo razones sanitarias, tal y como sucedió en las vascas y gallegas, y situarlas el 30 de mayo con un decreto de aplazamiento.

Sin embargo, la situación catalana era ya particular: desde la inhabilitación de Quim Torra como presidente catalán tras la ratificación del Tribunal Supremo, el calendario -regido por la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG)- no daba mucho pie a dudas. El mes de febrero estaba ya señalado en rojo. Y, finalmente, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña lo mantuvo: serían el 14 de febrero para "preservar la normalidad democrática".

Desde la inhabilitación de Torra, la ley electoral no dejaba dudas: las elecciones serían en febrero de 2021

El proceso de cómo se celebran unas elecciones es bastante intrincado, aunque claro y diáfano: desde su convocatoria -en este caso, tras no haber un candidato a president de consenso, se disolvió el Parlament-, la ley es meridiana: hay un plazo de 54 días para que los comicios tengan lugar.

Es el pistoletazo de salida para una rueda de engranajes que comienza a funcionar: juntas electorales; censo; formación de mesas electorales; nombramiento de representantes, administradores e interventores; candidaturas; propaganda electoral; voto por correo, y, finalmente, campaña electoral.

"Un año eternamente electoral"

"Todo es así si es una legislatura normal, algo que aquí no pasa", ríe en una charla con esta cadena David Cid, jefe de campaña de Catalunya en Comú-Podem. "Aquí llevamos un año que el gobierno está roto. Si no hubiera habido covid, probablemente hubiera habido elecciones en verano de 2020". Por eso, el ambiente que se vive es el de "un año eternamente electoral".

Sergi Sabrià, su homólogo de Esquerra Republicana de Catalunya -ERC-, incide en que "hace un año que se anunciaron elecciones y Torra dijo que se acabó la confianza". "El aparato de ERC llevamos preparando elecciones todo un año. Frenamos y arrancamos otra vez. Pero con la situación que estábamos nadie temía de que esto [la suspensión] pudiera prosperar, habiéndose celebrado elecciones en Euskadi o Galicia", reflexiona.

Hace un año que se anunciaron elecciones y Torra dijo que se acabó la confianza, así que ERC llevamos preparando elecciones todo un año. Frenamos y arrancamos otra vez.

Sergi Sabrià, director de campaña de ERC

Ese pequeño parón debido a la incertidumbre legal es lo que hizo que se produjeran pequeños desajustes. "Los equipos han estado muy estresados, trabajando mucho y de noche, especialmente los equipos de edición y de protocolo porque ha habido menos tiempo, pero no levantamos el pie", comenta Carlos Cuadrado, director de campaña de Ciudadanos.

"Cuando se presentó el recurso, no levantamos el pie. No hemos sufrido la falta de tiempo, pero sí que es verdad que hemos tenido que apretar más", especifica el responsable naranja.

La puesta en marcha como apuesta de azar

Fuentes del Partido de los Socialistas de Cataluña -PSC- subrayan lo mismo, quizás porque ellos mismos fueron quienes más se negaron a que se trasladara la fecha: "Siempre trabajamos con la idea de que las elecciones serían el 14 de febrero, porque así lo marcaba el calendario electoral, y ya habíamos previsto la campaña para estas fechas".

Puede que el tener ese papel protagonista fuera lo que les llevara a esa tranquilidad. "Lo único que cambió fue que cuando el Gobierno suspendió las elecciones y esta decisión fue recurrida al TSJC, nosotros suspendimos los actos durante unos días a la espera de la resolución del tribunal", admiten los de Salvador Illa.

Nos hemos adaptado día a día a los nuevas normas de la Generalitat para garantizar las medidas sanitarias y la seguridad de los actos, y que fuera compatible con hacer una campaña más o menos normal para llegar al electorado

Óscar Ramírez, responsable de campaña del PP en Cataluña.

Los Comuns, por su parte, comenzaron a calentar motores antes de Navidad. "Decidimos ir reactivando la maquinaria electoral. Normalmente se hace 6 meses antes. Con la inhabilitación de Torra sabíamos que eran 2 meses más 54 días y con esas fechas trabajamos. Hay partidos a los que le ha pillado con el pie cambiado", detalla David Cid.

Eso es, en parte, lo que le ha sucedido al Partido Popular. "Ha sido una campaña precipitada", afirma Óscar Ramírez, jefe de campaña de los populares catalanes. "Hemos tenido que irnos adaptando día a día a los nuevos retos y requerimientos por parte de la Generalitat para garantizar las medidas sanitarias y la seguridad de los actos, y que fuera compatible con hacer una campaña en condiciones más o menos normales para llegar al electorado".

Ni la CUP ni Vox han respondido a las preguntas de esta cadena.

El presupuesto y las subvenciones

Cada partido es soberano para gastar su presupuesto en una campaña diseñada por ellos mismos. Por eso hay quienes se endeudan, quienes recaudan entre los suyos y quienes gastan pensando en lo que recuperarán después con la representación obtenida en las urnas, y su subvención correspondiente.

La tónica este año es que la cuenta final sea muy similar a la de las últimas elecciones catalanas, en 2017, que ganó Ciudadanos aunque finalmente fuera investido presidente Quim Torra, de Junts, gracias a la mayoría parlamentaria independentista.

Los que más han presupuestado para esta campaña son PSC y ERC, aunque las anteriores las ganó Ciudadanos y gobernó JxCat

Sin embargo, los que más gastarán -y que han hecho públicas sus cuentas por su compromiso con la transparencia- no son ni unos ni otros. Son, por este orden, PSC y ERC. En ambos casos, la suma es cercana a los dos millones de euros. Se trata de 1.988.386 y 1.901.000 euros, respectivamente.

Junts, por su parte, tras la división entre ellos y el PDeCAT [sólo los partidos políticos que ya hubieran obtenido representación en las últimas elecciones equivalentes tienen derecho a anticipos], va a invertir 1.293.750 euros, procedentes de un crowdfunding. En Comú-Podem baja considerablemente la cifra, y se dejará 595.000 euros. El resto de partidos no ha hecho público su presupuesto.

La propaganda a casa, lo más caro

Pero estas elecciones, sin mítines con público, con un despliegue menor, sin necesidad de alquilar grandes espacios ni tantos vehículos para el desplazamiento hace que la mayor inversión -y que no se puede posponer- sea la del llamado mailing: la propaganda electoral que llega al buzón de tu casa.

"El sobre y la papeleta ha sido lo más complicado de gestionar: hay que enviar 5 millones, y eso hay que producirlo. No sólo imprimirlo sino que llegue a tiempo", alega Sabrià, de ERC. "A veces lo que parece más sencillo es lo más complicado".

En una semana, cada partido ha de crear y enviar 5 millones de sobres y papeletas para que lleguen a los domicilios

Porque esta herramienta "no tiene vuelta atrás". "Si lo encargas, lo encargas. No puedes posponerlo ni retrasarlo", explica David Cid, de los Comuns. "El mailing y toda la cartelería física en la calle, el polipropileno, la publicidad en metro, en Renfe… Eso se tiene que hacer una semana antes".

Ciudadanos y la cartelería

"El viernes de esa semana, el 22 de enero, decidimos jugárnosla, viendo la resolución con las cautelares. Era una apuesta en un 80-90 seguro. Era muy difícil que se echara para atrás, pero podíamos haber llegado a no parar la campaña, pero tenemos un presupuesto ajustado y había un riesgo de perder dinero, porque el partido no se endeuda. Da cierto vértigo", comenta Cid.

Sin embargo, creen que esa apuesta les pudo salir mal a otros partidos, como Cs. "Creo que Ciudadanos no tenía la campaña hecha. Hay partidos que en algún momento te crees que puedes ir a mayo [la otra fecha que se barajaba] y te puedes haber confiado. Nosotros, como no nos fiamos del Govern, en lo mínimo, que es lo sustancial (lema, spot...), apostamos", sostiene el jefe de campaña de En Comú-Podem.

No se ha entendido bien lo que ha pasado con nuestra cartelería

Carlos Cuadrado, director de campaña de Ciudadanos

Pero los naranjas niegan que sucediera así, especialmente tras la polémica con su cartelería, que finalmente retiraron. "No se ha entendido bien lo que ha pasado: una de las líneas de nuestra campaña dependían de las imágenes un servidor, que según lo que pagues obtienes más uso de la imagen", explica Carlos Cuadrado. "Podíamos usarlas, pero no nos arriesgamos. Jurídicamente se hubiera podido ganar, pero eran pocos carteles y decidimos retirarlos para no entrar en discusiones jurídicas", comenta el jefe de campaña.

Sin público en los mítines

Hay un punto de consenso entre todos los partidos consultados por laSexta: cómo "echan de menos" a los asistentes a los mítines. El tú a tú, la comunión en la consigna política. Aunque también tiene su cara buena: "Los aforos son muy limitados y no hace falta convocar a gente para que vaya a mítines, sino que son más bien actos internos, con gente del partido, reducidos, en los que llevamos un registro de todas las personas que asisten para garantizar la trazabilidad", explica Óscar Ramírez, del PP catalán.

Similares palabras utilizan desde el PSC. "En los pocos desplazamientos que se hacen, se garantiza la distancia de seguridad y solo hay presencia de los miembros de las candidaturas, sin público, y también se emiten por nuestros canales de difusión y redes sociales".

Pese a que los independentistas tienen "costumbre" de hacer mítines por Zoom, todos echan de menos el público

Con todo y con eso, "nos hubiera gustado tener más contacto con nuestros militantes y simpatizantes. Aunque nos puedan seguir por redes no es lo mismo. Ese factor humano, de las personas. Se encuentra a faltar en esta campaña atípica", desliza Ramírez.

Algo en lo que coincide Elsa Artadi: "Echamos mucho de menos el público en los mítines. Llevamos nosotros muchas campañas por Zoom. Hace demasiado tiempo que lo hacemos. Para nosotros es natural por nuestras condiciones [por la huida de diversos líderes del partido fuera de España], pero echamos de menos la reacción", admite.