La situación en Cataluña ha sido uno de los ejes centrales del discurso de Pedro Sánchez en la sesión de investidura, de la que espera poder salir como nuevo presidente del Gobierno de España. Sánchez ha incidido en la necesidad de tratar el conflicto catalán con "un diálogo que se desarrolle dentro de la Ley", y ha precisado: "La Ley es la condición, el diálogo es el camino".

En este sentido, ve necesario "paciencia y constancia, templanza y responsabilidad, generosidad y empatía" para encauzar la situación en Cataluña. Aquí puedes leer el discurso íntegro:

"Una coalición progresista debe construir la cohesión social a través de la cohesión territorial. Es evidente que en nuestro país no existe un único modo de vivir o sentir la identidad nacional. Esta circunstancia no es nueva y era conocida por los constituyentes, que la plasmaron en el artículo 2 de nuestra Carta Magna.

Es también evidente que los sentimientos no pueden imponerse por la fuerza. La clave de la cohesión consiste precisamente en compatibilizar sentimientos diversos bajo unas mismas reglas de respeto. Hoy existe en un sector amplio de la población catalana un sentimiento de agravio respecto de las instituciones centrales. Un sector amplio que no siente reconocida y respetada su personalidad.

Existe otro sector igualmente amplio de la población catalana que se siente ignorado o tratado injustamente por las instituciones de su propia tierra. Y existe, en otros puntos de España, un rechazo a las acusaciones que vierten algunos líderes independentistas sobre la España Constitucional. Yo me incluyo entre ellos. Y estos sentimientos pueden tener mayor o menor fundamento racional, pero son innegables. Y son el resultado de la incapacidad política y el abandono de anteriores Gobiernos de la vía política para resolver un conflicto que es político. No sólo en el acomodo institucional de la diversidad de identidades que tiene nuestro país. Sino de debilidades y desgates acumulados de nuestro sistema autonómico que debemos corregir.

Esta es una crisis heredada, de la que ya advirtió el PSOE estando en la oposición. Y que asumimos con toda la lealtad constitucional y con toda la responsabilidad institucional, para devolver a la política un conflicto político. Permitiendo, con ello, dejar atrás la deriva judicial que tanto dolor y fractura ha causado en buena parte de la ciudadanía catalana y española. Hay que retomar la única vía posible: la política. La del diálogo, la negociación y el pacto. Amparado por nuestra Constitución.

Señorías, llevamos demasiados años consumiendo las energías colectivas en tensiones políticas que tienen que ver con la vertebración de nuestro modelo de convivencia. Llevamos demasiado tiempo acumulando agravios. Demasiado tiempo en querellas, muchas de ellas estériles, que restan tiempo a los asuntos que podrían proporcionarnos a todos mayor prosperidad y progreso.

Ahora iniciamos 2020, un tiempo donde los desafíos se han vuelto más globales y las soberanías más compartidas. La desigualdad, Europa, la lucha contra la emergencia climática, la resolución del problema de las migraciones, el combate contra el 'dumping' y los paraísos fiscales, el combate contra el terrorismo internacional… nos sitúan en la era de la interdependencia.

Una de las secuelas de la pasada crisis económica fue el retorno de fórmulas de otro tiempo que permitieran recobrar la prosperidad perdida y librarse de las amenazas que se ciernen sobre los individuos en un mundo globalizado. Pero esas fórmulas ya no son válidas en el mundo interdependiente que vivimos.

Sabemos que los sentimientos no se imponen ni se prohíben. Y que la solución no vendrá de la imposición de una percepción sobre otra, sino de un cambio de ambas percepciones. Necesitamos recomenzar. Retomar nuestro diálogo político en el momento en que los caminos se separaron y las razones y los argumentos dejaron de escucharse. Retomar el diálogo en el punto en que los agravios comenzaron a acumularse.

Retomar la senda de la política, dejando atrás la judicialización del conflicto. Retomar la senda del diálogo, la negociación y el pacto. Es nuestra obligación. Se lo debemos a nuestros hijos, que merecen vivir en un país unido en su diversidad. No fracturado y confrontado. Todos sabemos que es necesario el diálogo. Que el diálogo debe partir del reconocimiento del otro. De la atención a sus razones. Que no hay otra forma de resolver este contencioso. No hay otra vía que a través de un diálogo que se desarrolle dentro de la Ley. La ley por sí sola tampoco basta. La Ley es la condición, el diálogo es el camino.

Si queremos comenzar a trabajar honestamente, partamos ya de esas dos premisas: abramos un diálogo honesto, amparado por la seguridad que otorga el marco legal. Tenemos la responsabilidad, todos los partidos presentes en esta Cámara, de arrimar el hombro para reconstruir la cohesión dañada. Y hacerlo en torno a una propuesta de España diversa que se enriquece en la pluralidad de sus identidades, lenguas, culturas y personas.

No resolveremos súbitamente un problema largamente larvado durante la última década. Pero podemos comenzar a resolverlo con paciencia y constancia, templanza y responsabilidad, generosidad y empatía".