En principio los grupos coinciden: el reglamento del Congreso necesita cambios. Ahora toca acordar qué se reforma. El presidente de la Cámara Baja confía en que, tras no llegarse a un consenso en la pasada legislatura, esta vez se logre: “Todos tienen que ceder si se quiere llegar a acuerdos globales sino es muy difícil que el acuerdo salga adelante".
Por ahora solo UPyD ha concretado sus propuestas. Por ejemplo, que los diputados fichen sus horarios, y que sean transparentes con sus nóminas y bienes. También apuntan la posibilidad de controlar al gobierno al hilo de la actualidad.
Rosa Díez explica una de sus propuestas: “Las preguntas de control al Gobierno se registran días antes, bueno, pues que se puedan registrar hasta un día antes, o incluso una hora antes”.
El PSOE también cree que la reforma del reglamento del Congreso debe impedir al gobierno de turno aprovechar las normas para evitar situaciones incómodas. Hay que eliminar “todas aquellas normas que pueden usarse de manera torticera como hemos visto esta legislatura para coaccionar o coartar la capacidad de control al gobierno que corresponde a la oposición”.
La reforma del reglamento puede encontrarse con el muro lingüístico de los grupos nacionalistas catalanes, vascos y gallegos con el que se topó la última vez. Para CIU “si no tenemos un reglamento nuevo es por esa razón porque no hubo acuerdo en las cuestiones de la lengua”.
Este puede ser el pedal de freno que puede volver a pisarse a partir del miércoles cuando comience la negociación.