Da igual el momento: si Luis Bárcenas, extesorero del Partido Popular, habla, los cimientos del principal partido de la oposición se echan a temblar. laSexta desvela en exclusiva cómo pasa las horas que le separan de la Audiencia Nacional desde su celda de la cárcel madrileña de Soto del Real.

Han pasado casi 8 años, allá por 2013, desde la primera vez que el que fuera gerente de las cuentas del PP pisó el presidio, aunque consiguió salir un par de años después tras abonar una fianza de 200.000 euros. Pero la libertad le duró poco: en 2018 el juez decretó prisión incondicional y una pena de 33 años para él. Y en esas continúa.

Desde laSexta hacemos un retrato de cómo son sus días, mientras va desplegando su estrategia con una misión especial: conseguir que su mujer, Rosalía Iglesias, salga, como sea y cuanto antes, de la cárcel.

Nervios por el futuro de Rosalía

Precisamente, Rosalía es lo que más ha alterado sus días en prisión. Cuando aún no se sabía cuál sería el destino de su esposa, cuando depositaba sus esperanzas en las reuniones de su amigo y representante, Agustín de Diego, con los emisarios del PP, fue cuando “peor lo pasó”. “Estaba nervioso, tenso, bastante inquieto”, deslizan fuentes penitenciarias.

Rosalía Iglesias entró en Soto del Real y 24 horas más después salió tras abonar una fianza de 200.000 euros.

De hecho, Rosalía llegó a estar un día en prisión con él, en mayo de 2018, aunque no llegaron a verse. Ella entró en Soto del Real y 24 horas más tarde estaba fuera tras abonar la fianza de 200.000 euros impuesta por la Audiencia Nacional.

El penal se distribuye en 14 módulos. Uno es de enfermería; otro, de ingresos, y los 12 restantes para penados y preventivos. Desde que se desató la pandemia de COVID, ya no hay lugar para las mujeres.

Ataque en misa

Dentro de la rutina establecida para todos los reos, los días de Bárcenas dentro del centro Madrid V (denominación oficial de Soto del Real) tienen una protagonista absoluta: la fe y la oración. Él, plenamente adaptado a la vida penitenciaria, encuentra un remanso de paz con la celebración de la misa dominical.

Antes de la pandemia, el domingo que le tocaba, Bárcenas se desplazaba al centro sociocultural para acudir a misa

Era un fijo a la cita semanal, relatan fuentes de Instituciones Penitenciarias a esta cadena, aunque con la pandemia también se han suspendido las visitas del capellán. En la vida prepandémica, los domingos que le correspondía -se distribuye por módulo dentro de la cárcel- se desplazaba junto a un centenar de reos más al centro sociocultural de la prisión para acudir a la celebración de la eucaristía.

Fue en ese lugar donde Bárcenas vivió uno de los momentos más tensos de lo que lleva de pena: “Presenció cómo le cortaron el cuello a un interno hace unos 3 años”, cuentan fuentes penitenciarias a laSexta.com.

Sucedió en el momento de dar la paz. “Otros dos reos fueron a darse la paz y uno le cortó el cuello a otro”, detalla. “En misa se suelen juntar internos distintos: estos dos tenían una rencilla y uno creó un arma con una cuchilla incrustada en un bolígrafo fundido”. El herido tuvo que ser trasladado de urgencia en helicóptero.

No es de extrañar, dadas las circunstancias del penal. Son dos funcionarios para cada 100 presos. Las fuentes penitenciarias consultadas inciden en la falta de personal y de reconocimiento que sufren estos trabajadores, no sólo salarial sino también de estatus. Utilizan uniformes “que parecen de conserje y unos zapatos que se derriten con el calor. Nuestro único material es un boli y un walkie”, lamentan.

Goza de muy buena relación con los funcionarios, pero no así con la dirección del centro

Cuando no tocaba el turno de ir a ver al capellán, la misa se celebraba en otra dependencia, con otro preso guiando la oración. Así lo desveló laSexta, cuando consiguió imágenes en exclusiva sobre su vida en el módulo de preventivos durante los primeros instantes de su condena, allá por septiembre de 2013, que acompañan estas líneas.

Su módulo, confinado

Pero poco queda de aquella rutina después del COVID-19, que ha azotado fuertemente la vida carcelaria, en general, y el módulo 10 de Soto del Real, en el que reside Bárcenas, en particular.

El 3 de abril un preso de origen nigeriano de este mismo módulo ingresó en Enfermería con sintomatología COVID y, prácticamente desde entonces, se encuentran todos los internos separados.

“Ahora no hay ningún tipo de actividad, no se sale a nada. El módulo de Bárcenas ha estado confinado”, explican fuentes penitenciarias a laSexta.com. “Hubo un tiempo que no podían salir de la celda y ahora mismo no pueden salir del módulo. Tampoco acude nadie externo a dar actividades, como escuela o polideportivo”.

Bárcenas ya no tiene clases por la pandemia, porque acudía un monitor externo a impartirlas

Aunque, con todo, sigue habiendo espacio para el esparcimiento: en los mismos módulos hay una biblioteca, peluquería y gimnasio sin monitores. “Hay que pensar que son muchas horas. Tiene mucha gente con la que habla, con la que está. Educadores, psicólogos que trabajan dentro. No está tirado en el patio: es bastante activo”. Entre sus pasiones destaca el spinning.

Pasa las horas con Alberto López Viejo

Pese a lo complicado del momento, Luis Bárcenas sigue cuidando mucho su imagen y sigue comportándose con la educación que le caracterizó en su época dorada. Ha vivido dos etapas distintas en la cárcel de Soto: la primera, allá por el año 2013 cuando ingresó en prisión preventiva y salió en 2015, y la actual, ya como penado, donde cumple una condena de 33 años por el caso Gürtel desde 2018.

Sus maneras son exquisitas, especialmente con los funcionarios de prisiones, con los que tiene buen trato. No es el primer preso célebre con el que han de lidiar en Soto del Real: antes pasaron por allí Francisco Correa -número uno en Gürtel y quien da nombre a la trama- o Antonio Camacho -caso Gescartera-.

Antes que él estuvieron en Soto Francisco Correa y Antonio Camacho

“Sí que fue el más famoso: era una figura mediática gorda”, detallan las fuentes consultadas. Después, ingresaron también en el módulo otros nombres conocidos, como Rodrigo Rato (que goza del régimen de semilibertad desde octubre de 2020 y termina de cumplir su pena desde su domicilio) o el exconsejero de la Comunidad de Madrid Alberto López Viejo. Con ellos dos pasaba -y pasa- Bárcenas el mayor número de sus horas, aunque goza de buena relación con todos los internos de su módulo, nos explican.

De hecho, por el módulo 10 también pasaron los llamados presos del procés durante su estancia carcelaria en Madrid. Con Junqueras, Romeva, Rull, Turull, Forn y los Jordis también mantenía una buena relación, aunque no era tan habitual verlos conversar como con sus compañeros de filas. "Ninguno es tan beligerante como lo eran los etarras, ni unos ni otros. Todos son muy amables entre sí".

Deporte y lectura

Así, sin demasiadas horas de patio, sin baloncesto -algo que también se vio en las imágenes exclusivas de laSexta en 2013, donde se le veía jugar a las cartas y encestar unas canastas junto al resto de presos-, y sin actividad asignada -como llevan a cabo otros penados para conseguir beneficios penitenciarios: esto es, ayudar en la lavandería o al repartir la comida-, Bárcenas se entretiene, principalmente, leyendo y viendo la televisión.

En su celda, que no comparte con nadie aunque es una habitación tipo, con litera, ha situado la televisión que pudo comprar con su propio dinero en el economato. También tiene sus libros y apuntes en el escritorio y la estantería de obra de la que disponen. Hay, incluso, quien cuenta con un ordenador, autorizado para permitir y facilitar el estudio del interno, aunque no es su caso.

Se compró la televisión de su habitación en el economato del penal, como cualquier otro interno

La existencia, así, es lo más tranquila posible. “Hubo que tener mucho cuidado con él, porque cualquier cosa que le ocurriera iba a tener mucha repercusión. Pero se adapta muy bien, sin ningún tipo de problema. Tenía mucho seguimiento con muchos funcionarios y ya está como uno más”, aseguran fuentes penitenciarias.

Los retrasos de Rosalía

Quizás el mayor problema para Luis Bárcenas lo creó su propia esposa, Rosalía Iglesias, cuando acudía a visitarlo. “A ella no le gustaba juntarse con los otros comunicantes”, comentan las fuentes consultadas.

Los familiares que acuden a visitar por locutorio a los internos de un mismo módulo entran todos juntos. “Ella, muchas veces, llegaba tarde a propósito, para no estar con ellos, y eso generaba molestar. Una cosa es un día puntual, que te retrases. Cuando se hace de forma recurrente es porque es a propósito. Y, claro, aquí tratamos a todos por igual: las visitas son visitas para todos. Tras llegar tarde varias veces, en alguna ocasión no se le dejó pasar, porque el resto de familiares ya estaba dentro”.

Los habituales retrasos de Rosalía a la hora de visitar a su marido hizo que alguna vez se quedara fuera

Luis Bárcenas hace uso de todas las visitas. Ya sean de locutorio (40 minutos durante el fin de semana a través del cristal), o los vis a vis íntimos y familiares, que suceden una vez al mes. A él fueron a verle tanto la propia Rosalía como sus dos hijos, Ignacio -fruto de su primer matrimonio- y Guillermo, el líder del grupo Taburete.

“Ha tenido muchas visitas, y no sólo familiares o de su abogado”, insisten a laSexta.com. “Los amigos tienen que ser por locutorio, lo solicita el interno y esa persona se acredita y entra cuando le toca”. Puede que fuera así, o mediante una llamada, con la que autorizó a su amigo para negociar con el PP e intentar salvar a Rosalía. Algo que no se produjo… y por lo que ahora amenaza con contar su verdad.