"Estos son los tiempos que ponen a prueba el alma de los hombres y de las mujeres", decía Thomas Paine, un revolucionario inglés considerado uno de los Padres fundadores de los Estados Unidos. Una frase que pronunció en 1776 y que se puede aplicar al momento histórico que vivimos ahora.

Y es que las imágenes que siguen llegando desde Ucrania encogen el corazón. "Las emociones de una injusticia tan grande como esta pueden provocar las lágrimas", confiesa Antonio García Ferreras en Al Rojo Vivo. "Imágenes de niños que son evacuados de sus casas, de sus colegios, de sus institutos, de sus universidades. Sanitarios y enfermeros corriendo desbordados, sin saber qué hacer, para intentar salvar vidas en Mariupol. Impotentes muchas veces y salvando vidas otras veces. Son las imágenes de la guerra de Putin. Y a pesar de todo la vida se sigue abriendo camino. Niños y niñas que siguen naciendo, algunos en condiciones absolutamente brutales. Es la guerra, la guerra de Putin", añade Ferreras.

Hoy precisamente el Servicio de Emergencias de Ucrania ha asegurado que más de 2.000 civiles han perdido la vida desde que comenzó la ofensiva militar rusa, el pasado jueves, en un nuevo balance que contrasta con las declaraciones de las autoridades de Rusia sobre la protección de la población. Las autoridades ucranianas han informado también de la muerte de una decena de trabajadores de los servicios de emergencia, según un comunicado publicado en Facebook.

Por parte de la ONU, el recuento lo ha asumido el Alto Comisionado para los Derechos Humanos, que hasta el martes tenía confirmados al menos 136 civiles fallecidos, 13 de ellos niños, y más de 400 heridos. No obstante, también reconoció que el balance de víctimas es "mucho mayor" del que puede verificar.