"Estaba bajo un dosel de estrellas en la exuberante vegetación boscosa de las Montañas Rocosas y no se había movido del lugar donde lo escondí hace más de 10 años. No conozco a la persona que lo encontró, pero el el poema de mi libro lo llevó al lugar preciso. Felicito a las miles de personas que participaron en la búsqueda y espero que continúen atraídos por la promesa de otros descubrimientos". Así anunció Forrest Fenn que el hallazgo del cofre que ocultó en algún punto de la cordillera que se extiende de Nuevo México hasta Canadá.

El multimillonario decidió esconder un pequeño baúl de bronce forrado de madera con figuras precolombinas y lleno de monedas, pepitas de oro, rubíes, zafiros, esmeraldas y diamantes con el objetivo de que la gente se levantase de sus sofás.

Para ayudar a los aventureros dejó nueve pistas escondidas en un poema de 24 versos en su autobiografía 'The Thrill of the Chase' (La emoción de la persecución en español).

Desde entonces fueron muchos los que se lanzaron a la empresa de encontrarlo, se estima que 350.00 personas lo intentaron, algunos incluso dejaron trabajo e incluso cinco murieron, lo que llevó al jefe de la Policía Estatal de Nuevo México, Pete Kassetas, a pedir al millonario en 2017 que pusiera fin a la búsqueda del tesoro afirmando que estaba "poniendo en riesgo vidas". Pero Fenn, a punto ya de cumplir 90 años, aseguró que si quisiera aún podría ir caminando a recuperar su tesoro que en un primer momento tenía un destino muy diferente. Ex piloto de la Fuerza Aérea de EEUU reconvertido en marchante de arte y coleccionista de antigüedades, decididó meter sus posesiones más valiosas en el cofre cuando en 1988 fue diagnosticado de un agresivo cáncer para ser enterrado con él.

Pero superó la enfermedad y más de una década después cambió de idea, lo escondería para inspirar la aventura de otras personas. Ahora, dice, se siente "me siento medio feliz, medio triste" porque la búsqueda ha terminado.