Tenía que ser la cuarta vez que Hugo Chávez repitiera su juramento por la Presidencia. Pero, en esa ocasión, sus seguidores, que se preparan para apoyarle en la calle, llevan un mes sin saber siquiera si respira, y si es capaz de ponerse en pie.

No ha sido impedimento para que el 'día D' se prepare una fiesta para Chávez sin Chávez. Y así, con el presidente ausente, seguirá esta república, después de que su máximo órgano de Justicia le haya dejado jurar "cuando él mismo decida", para desesperación de la oposición.

"El Tribunal Supremo decidió resolverle un problema al partido del Gobierno", ha declarado el líder de la oposición, Henrique Capriles. Una polémica interpretación de la Constitución, que salva por el momento un chavismo que quiere desesperadamente legitimar su nuevo capítulo. "El Gobierno Bolivariano acata la decisión de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia", ha comunicado el vicepresidente Nicolás Maduro.

Mientras el Palacio de Miraflores se preparaba para inundarse de rojo, la oposición ha renunciado a salir a la calle. Dicen que quieren, ante todo, evitar la confrontación violenta y huir de las provocaciones. Un buen propósito, o más bien una estrategia política. Armas para luchar contra el 'tic-tac' de un reloj al que han vuelto a dar cuerda, aun en ausencia del relojero.