40 años después, el Tribunal Supremo de Chile condenaba a siete militares retirados por el secuestro y asesinato del cantautor Víctor Jara y el abogado Littré Quiroga. En el mismo momento en el que uno de ellos, Hernán Chacón Soto, iba a ser notificado por la Policía y trasladado a la prisión donde debía cumplir su condena, de 25 años de cárcel, se suicidó. Chacón Soto se suma a la lista de militares retirados de Chile que, tras ser condenados por delitos de lesa humanidad, optaron por quitarse la vida antes de entrar en la cárcel.

En 2015, el exmilitar Hernán Ramírez Rurange se suicidó a los 76 años poco antes de entrar a cumplir condena en Punta Peuco, la misma cárcel a la que Chacón Soto tenía que ingresar. Ramírez Rurange había sido condenado por la muerte del exquímico de la dirección de Inteligencia Nacional (DINA) Eugenio Berríos, secuestrado en 1991 y cuyos restos aparecieron en 1995. Un par de años antes, en 2013, Odlanier Mena, jefe de la Inteligencia chilena durante la dictadura de Pinochet, aprovechó un permiso de salida de la cárcel —donde estaba recluido condenado por su responsabilidad en la muerte de tres socialistas en 1973 y como autor del asesinato del periodista Augusto Carmona— para dispararse en la cabeza en su propia casa.

Chacón Soto, de 86 años, también ha optado por dispararse en la cabeza, justo antes de entrar a la prisión donde cumpliría 15 años por homicidio y otros 10 por secuestro calificado, del cantautor Víctor Jara y el abogado Littré Quiroga. Lo hizo en su propia casa: "El morador de dicho inmueble tomó un arma de fuego, efectuándose un disparo que le provocó la muerte en el mismo domicilio”, ha explicado el fiscal antes de detallar que minutos después llegó al mismo lugar la Brigada de Homicidios y el Laboratorio de Criminalística de la PDI para realizar las pericias respectivas, descartando participación de terceros.

El jefe de la BH Metropolitana, el subprefecto Óscar Álvarado, ha indicado, por su parte, que el arma estaba debidamente inscrita a nombre de Chacón, quien al parecer pidió a los agentes poder tomar una medicina, momento que aprovechó para quitarse la vida.

La defensa de Chacón Soto sostuvo durante todo el largo proceso que el brigadier era en aquellos días de brutal represión, tras el golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet y otros altos mandos, un simple Mayor del Ejército que cumplió únicamente la función de custodiar el perímetro externo del Estadio Chile, un recinto deportivo cerrado donde fueron hacinadas cerca de 5.000 personas detenidas a partir del 11 de septiembre y en el que cinco días después fue asesinado Jara.

Sin embargo, el fallo conocido este lunes aseguraba tenía conocimientos tácticos y de inteligencia, "condiciones que le permitieron intervenir directamente en el desarrollo de los interrogatorios" que realizaban en los vestuarios, "así como en el proceso previo de clasificación de los detenidos".

De acuerdo con el argumento participaba en la decisión de quiénes eran separados para ser llevados a interrogatorios y, finalmente, "el destino último de éstos, siendo de toda evidencia que al interior del Estadio Chile existía un orden impuesto por la estructura rígida del mando existente". "Varios testimonios corroboraron que éste participó en las labores de selección, reportando las mismas a sus superiores, por lo que resultaron no creíbles ni verosímiles sus dichos en cuanto sostuvo sólo haber custodiado el perímetro externo del recinto, funciones que no se condicen con su alto grado, ni con los diversos elementos de convicción reunidos", agrega la sentencia.

"Portaba a la época una pistola STEYR calibre 9 milímetros, armamento plenamente coincidente con la descripción técnica de las lesiones que, según los antecedentes forenses, causaron la muerte de Jara Martínez y Littré Quiroga", concluyó.