El presidente ruso, Vladimir Putin, ha emprendido una estrategia tras el peor atentado en dos décadas. Quiere venganza, pero también encontrar un responsable a su medida del atentado terrorista del viernes en una sala de conciertos en las afueras de Moscú, que se ha cobrado ya la vida de 137 personas. Los expertos coinciden: Putin quiere sacar rédito del atentado porque un ataque tan grave "le deja en un mal lugar" tan solo pocos días después de su reelección como presidente de Rusia.
Putin, en su comparecencia de este sábado, ha obviado que el ataque fue reivindicada, a las pocas horas su ejecución, por una rama del grupo yihadista que se autodenomina Estado Islámico (EI). Asimismo, se supo que tanto Estados Unidos como el Reino Unido, entre otros países occidentales, habían advertido de un ataque inminente en la capital semanas antes del atentado.
Sin embargo, el Kremlin desoyó los avisos y les acusó de querer "desestabilizar e intimidar", sabiendo el recelo que despierta en el Daesh su participación en el Sahel y en la guerra en Siria. Desde Moscú, no tardaron en señalar a una posible relación con Ucrania e incluso amenazaron con represalias en el campo de batalla, y así se ha cumplido este domingo.
Putin no quiere escuchar a Kyiv, que se ha desmarcado desde el principio de cualquier tipo de implicación en la acción terrorista. De hecho, este mismo domingo el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha negado cualquier implicación, asegurando que "lo que ocurrió el viernes en Moscú es obvio: Putin y los demás bastardos tratan de echar a otros la culpa".
Junto a las explicaciones de Ucrania, Estados Unidos también ha sido contundente para señalar a los islamistas. Pero también el propio Daesh ha publicado este domingo, cuando Rusia está de luto nacional, un vídeo de gran crudeza que confirma su autoría del atentado. Mientras, miles de moscovitas se han acercado a la sala de conciertos para mostrar su respeto, depositando flores en memoria de las víctimas de este cruel atentado.
Un error de seguridad
El profesor de relaciones internacionales, Pedro Rodríguez, ha señalado en laSexta Xplica que un "ataque de estas envergaduras le deja en mal lugar y la narrativa recurrente es: 'Esto es culpa de Ucrania'". Lo cierto es que el autodenominado Estado Islámico ha reivindicado o sido responsable de al menos 15 ataques en Rusia entre 2015 y 2019, el último año en que se registró una acción del Daesh hasta la de este viernes en Moscú. Y esta vez el modus operandi es el mismo.
En este caso ha sido sangriento por un error de seguridad que Putin no quiere admitir porque evidencia los problemas internos de Rusia. Ruth Ferrero, profesora de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), señala al respecto que a Rusia se le acumulan los conflictos internos: "Primero, fue el levantamiento de Yevgueni Prigozhin y la ausencia de detención de ese avance hacia Moscú. Y, en ese momento, ya quedaron los sistemas de seguridad en evidencia". "Ese fue el primero, que fue hace menos de un año. Y el segundo es este", ha añadido.
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Por su parte, Ignacio Cembrero, periodista y escritor con una larga trayectoria que osciló entre Europa y el mundo islámico, señala que "la manera en la que se ha hecho, la reivindicación, lo que cuenta en su reivindicación, el sistema de propaganda que suele utilizar...". Sin embargo, las dudas surgen ante la rápida y mediática detención de los terroristas. "Es gente que va con vocación de mártir. No se van a dejar coger por aquellos que pretenden detenerlos. Puede que esas imágenes de detenciones son propaganda", explica Cembrero.