Se ha realizado en medio de una fuerte presencia policial y en un ambiente más relajado que el de ayer, cuando también miles de personas desfilaron por la zona para rendir homenaje a las víctimas del ataque.
"Debemos ser solidarios con la gente, todos estamos bajo el mismo paraguas. No vamos a quedarnos en casa como si nada, pensando en que somos víctimas", dijo Imram, de origen paquistaní, pero que lleva viviendo 32 años en Suecia, donde llegó de niño.
Acompañado por su familia y varios amigos, Imram se desplazó desde uno de los suburbios de la capital hasta la zona para repartir de forma gratuita plátanos, café y agua a los viandantes. Entre los asistentes había muchas familias con niños pequeños y bebés, como la de Didrik, un joven sueco que acudió acompañado por su novia y su hijo de apenas unos meses, a quien llevaba en brazos.
"Queremos mostrar nuestro apoyo a las víctimas y decir que no tenemos miedo", afirmó Didrik, quien destacó la importancia que para él tiene que su hijo estuviera presente. Este joven sueco trabaja a unos 500 metros de la principal calle peatonal donde hace dos días un camión, conducido supuestamente por un ciudadano uzbeko de 39 años, atropelló a una multitud antes de empotrarse contra unos grandes almacenes.
"Nuestra forma de vivir y nuestro estilo tolerante asustan a muchas fuerzas oscuras", declaró al inicio de la concentración Rasti, quien aseguró entre aplausos: "Nunca dejaremos que el mal nos derrote o nos cambie".
Rasti fue una de las personas que pronunciaron breves discursos en una ceremonia que duró una hora y en la que hubo varias actuaciones musicales. "Hoy estoy orgullosa de los habitantes de Estocolmo.
La ciudad está unida, se puede ver", resaltó la alcaldesa Karin Wanngård el día en el que el centro de la capital sueca recuperó la normalidad, al levantarse anoche el cordón de seguridad instalado el viernes para facilitar el trabajo de los investigadores.
Los cientos de flores y velas depositadas ayer en las vallas de seguridad y las que rodean las obras en la calzada fueron trasladadas hoy a las escaleras de la plaza Sergel, donde la gente continuó llevando ofrendas florales, que también colocaba en los coches de policía situados en la zona.
En el tablón de madera que tapa la entrada de los grandes almacenes muchas personas dejaron escritos mensajes en sueco y otros idiomas en contra del terrorismo y en favor de la paz. El ambiente de moderado optimismo de la concentración solo se interrumpió a las 14.53 hora local, la hora en que el viernes los servicios de emergencia recibieron la primera llamada alertando del ataque, cuando se guardó un minuto de silencio.
Tras la actuación del popular cantante Nano, la concentración la cerró el periodista y presentador de televisión Rickard Sjöberg con unas palabras del líder afroamericano Martin Luther King: "El odio no puede acabar con el odio, tan solo el amor puede".