El Estado de Wisconsin ha vivido su tercera noche consecutiva de disturbios en protesta por el último caso de brutalidad policial en Estados Unidos, que tuvo lugar el domingo cuando un agente disparó siete veces por la espalda a un afroamericano de 29 años cuando se disponía a subir a su vehículo tras desoír a los efectivos que le estaban dando el alto. Todo ello en presencia de sus tres hijos pequeños que estaban en el interior del coche.

Ante esta situación, la madre del joven, Julia Jackson, ha hecho una llamada a la calma y en una comparecencia ante los medios de comunicación ha asegurado que estas acciones no reflejan los sentimientos de su familia y que si su hijo pudiera verlo estaría "muy disgustado".

"Si Jacob supiera lo que está pasando, la violencia y la destrucción, estaría muy disgustado", ha señalado Jackson al tiempo que ha defendido que "realmente solo necesitamos oraciones".

Blake sufre una parálisis de cintura para abajo a causa de las heridas, aunque se desconoce por el momento si esta condición es irreversible. El abogado Ben Crump, que representa a Blake, ha señalado a la cadena de televisión ABC News que éste continúa ingresado en cuidados intensivos y que necesitará someterse a más operaciones.

La familia pide el despido de los agentes

Entre tanto, la familia pide justicia y que los agentes implicados sean despedidos. "Dispararon siete veces a mi hijo. ¡Siete veces! Como si él no importase", ha lamentado ante la prensa el padre del joven, que como su hijo se llama también Jacob Blake.

"Dispararon siete veces a mi hijo. ¡Siete veces! Como si él no importase"

Jacob Blake

Por su parte, su hermana ha manifestado que enfado por lo ocurrido: "Esto no es nuevo. No estoy triste. Lo siento. Estoy enojada. Dejé de llorar hace años. Ya no siento nada. He estado viendo a la policía asesinar a personas que se parecen a mí durante años".

Según ha publicado el 'New York Times' esta madrugada varias personas ha resultado heridas en las protestas en la que la Policía ha vuelto a hacer uso de los gases lacrimógenos. Y mientras la tensión va en aumento, el gobernador de Wisconsin, Tony Evers, ha declarado este martes el estado de emergencia.

Evers también ha desplegado unos 250 agentes de la Guardia Nacional y, tras condenar lo sucedido y pedir "no permitir que continúe el ciclo de racismo e injusticia sistemático", ha asegurado que "no se puede seguir en la senda del daño y la destrucción"

Las manifestaciones se han extendido por todo el país desde Nueva York, pasando por Portland, hasta Oregón. El caso se produce en un momento en que el país registraba todavía protestas por el asesinato de George Floyd a menos de la Policía el pasado 25 de mayo.