Cuba da su último adiós a Fidel Castro. Sus cenizas descansan ya en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba. Lo hacen junto a los restos del que fue su inspirador, el héroe de la independencia cubana, José Martí.

Horas antes, en una abarrotada Plaza de la Revolución, anoche en Santiago de Cuba, la multitud se resistía a despedirse del mandatario. Un acto en el que su hermano Raúl aprovechó para reafirmar el legado de Fidel en un discurso cargado de patriotismo.

Nicolás Maduro, Dilma Rousseff y Lula da Silva, así como Evo Morales y el nicaragüense Daniel Ortega, fueron algunos de los líderes latinoamericanos que arroparon a Castro desde la tribuna.

Tal y como designó el propio mandatario, ni su nombre ni su imagen se usarán en calles, plazas o bustos y estatuas. "Rechazaba cualquier manifestación de culto a la personalidad, insistiendo en que, una vez fallecido, su nombre y su figura nunca fueran utilizados", explicaba Raúl a la multitud.

Tono solemne en una ceremonia en la que ondeaban banderas y se derramaban lágrimas de admiración por Fidel. "Él sigue vivo en el corazón de todo el pueblo de Santiago y de todo el pueblo de Cuba", dice una de las asistentes a la despedida. "Lo más grande para nosotros, Fidel", añade otra.

Cuba vuelve a vender alcohol y la música vuelve a sonar en los locales y espacios abiertos tras nueve días de luto oficial. Y con la histórica frase, lema de la revolución cubana -'Hasta la victoria ¡Siempre!'- concluyó el homenaje, con las banderas en alto dándole su último adiós a Fidel.