Machu Pichu es una de las siete maravillas del mundo y para llegar a ella hace falta recorrer más de 70 kilómetros. Hasta ahora, solo se podía volar a Cuzco y desde allí, ascender a las ruinas incas. Pero, el Gobierno de Perú quiere construir un aeropuerto a tan solo 30 kilómetros.

Una aberración para muchos historiadores y arqueólogos. "Si el lugar ya esta saturado, la llegada masiva de personas lo único que puede hacer es contribuir a su deterioro acelerado", explica Andrés Ciudad, catedrático de Arqueología de América.

El nuevo aeropuerto, de 40.000 metros cuadrados y 11 pistas de aterrizaje, permitirá que accedan grandes aviones, algo que implicaría un grave riesgo. "Es muy delicado el ambiente de Machu Picchu. Es una ruina arqueológica muy delicada que solo tiene un camino de acceso. El impacto es directo", puntualiza el arqueólogo.

En 2018 más de un millón y medio de personas visitaron Machu Picchu, más de 4.000 al día. Y la cifra, según datos oficiales, crece mes a mes.

El objetivo de las autoridades es hacerlo más accesible y facilitar la llegada de más turistas. "Un aeropuerto, siempre que se construya, en el lugar que sea, siempre es un impulso económico muy importante", indica Frank Babinger, profesor de Turismo.

A pesar de la intención de fomentar las llegadas, el Gobierno peruano controla el acceso a la ciudad inca desde el año pasado, pero para muchos la construcción de este aeropuerto va en la dirección contraria.

Más de 3.000 personas han pedido a través de change.org que se paralice el proyecto.