A pesar de sus 17 años, Ahed Tamimi ha demostrado que no le tiembla el pulso, ni la voz. Al ser preguntada por si volvería a abofetear y plantar cara a soldados israelíes no duda ni un segundo: "Seguro. En la misma situación, en un episodio similar, lo haría igual. Con fuerza".

Aquellos manotazos la convirtieron en el símbolo adolescente de la resistencia palestina y por ellos tuvo que pagar con ocho meses de cárcel. Tuvo que soportar un proceso judicial duro y unos interrogatorios con amenazas y acoso: "Se fijaron en mi físico. Decían que tenía unos ojos muy bonitos".

Ahed Tamimi - activista palestina encarcelada

Prometió seguir en la resistencia al salir de la cárcel, y eso está haciendo. Ponemos rostros con ella a quienes mucho tienen que ver con su situación. Con Netanyahu se le tuerce el gesto: "Es un fascista. Un nazi. Un sionista a nivel internacional".

Amamantan la rabia desde pequeños porque nacen y crecen bajo una opresión constante. Nariman Tamimi, su madre, que también ha estado en prisión, les prepara para ello porque dice que estar entre rejas es una consecuencia más: "Es un sufrimiento que padecemos a diario. Mi papel es tratar de sensibilizarles, darles fuerzas para que afronten esa situación en la cárcel o el interrogatorio".

La adolescente palestina Ahed Tamimi es recibida por sus familiares

Su hija ha puesto golpes y voz a la resistencia, convertida ahora en icono: "Ser un símbolo es una gran responsabilidad y mi deber es luchar contra los ocupantes". Calmada, medita cada respuesta, sabiendo que sus palabras pueden traerle, una vez más, duras consecuencias.

Ahed Tamimi, la joven que se ha convertido en un símbolo de la resistencia palestina