El Congreso de Estados Unidos ha aprobado un presupuesto de cerca de 700 millones para frenar la inmigración de menores. Destinarán los fondos a reforzar la seguridad en la frontera con México, ampliar los centros de detención y acelerar las deportaciones. Cada día, 90 niños cruzan ilegalmente la frontera de México con Estados Unidos huyendo de las bandas criminales. Llegan en su mayoría de Guatemala, Honduras y El Salvador.