En el Ejército de Estados Unidos, son los altos mandos los que deciden si se lleva o no una acusación de violación a juicio, comandantes no especializados en estos delitos sexuales que tienden a proteger a los agresores.

Son muchas las personas que denuncian estos abusos, denuncias que en muchos casos no solo no llegan a nada, sino que representan un problema aún mayor para quien los señalan.

Así lo cuenta Sara Joachimstaler, violada por un superior durante unas maniobras, que asegurá que sufrió represalias "inmediatas y constantes". Es uno de los muchos testimonios que han salido a la luz y que dan buena cuenta de un sistema roto.

Mei-Ling Jerez, violada dos veces en el Ejército, trasladaba en CBS su sobrecogedor relato. "Un oficial entró en mi casa y me dijo que tenía que registrarla. Cuando le dejé entrar, fui brutalmente violada", afirma.

Esa fue la segunda vez que la violaban. La primera fue en su primera noche en los barracones. Denunció, pero no la creyeron. Por eso, la segunda vez dio por hecho que no la creerían. "Aunque estaba sangrando, tenía moratones... Las pruebas estaban en mi cuerpo y aún así pensé que no iba a ser suficiente -para que me creyeran-", asegura.

El coronel Don Christensen nos explica que el 75% de las personas que sufren estas violaciones no las denuncian porque creen que no les van a hacer caso, no les van a apoyar o que van a sufrir represalias.

Christensen fue fiscal jefe de la Fuerza Aérea y llevó muchos casos de agresiones sexuales. Acabó dejando el Ejército para luchar por los supervivientes cuando se dio cuenta de que el sistema no permitía hacerlo desde dentro.

"Vi cómo el sistema fallaba a los supervivientes de agresiones sexuales, vi cuántas veces la cadena de mando se ponía del lado de los agresores... es muy difícil llevar los casos ante un tribunal -militar-. Sólo alrededor de un 6% de todas las acusaciones llegan a juicio y, de ellas, sólo en torno a un tercio acaban en condena. Así que la realidad es que el ejército casi nunca hace rendir cuentas a los agresores", asegura.

Además, cuesta que alrededor del 64% de los que denuncian sufren represalias, a menudo, "por la cadena de mando". "Lo que se puede hacer es lo que yo llamo 'profesionalizar nuestro sistema de justicia', poniendo a fiscales al cargo en lugar de a los altos mandos. El presidente Biden se ha comprometido a hacerlo", comenta. Una reforma necesaria para acabar con la impunidad.