El Gobierno de Seúl, el primero en conocer que su vecino del Norte había efectuado una prueba nuclear unas tres horas depués de detectar un terremoto de alrededor de 5 grados en la escala Ritcher al noroeste del país, la calificó de "una amenaza inaceptable".
Un comunicado de la oficina presidencial surcoreana emitido tras una reunión de emergencia presidida por el jefe de Estado, Lee Myung-bak, advirtió de que Pyongyang deberá asumir las consecuencias de su "desafío".
Por ello, prometió tomar todas las medidas posibles encaminadas a que el hermético régimen de Kim Jong-un abandone su programa nuclear mediante nuevas sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Además, Corea del Sur desplegará próximamente misiles de largo alcance por todo el país con capacidad para alcanzar cualquier punto del vecino país comunista.
Mientras, el Gobierno de China , el principal aliado y socio del régimen norcoreano, expresó que se opone "firmemente" a la prueba nuclear y urgió a Pyongyang a no emprender más acciones que "empeoren la situación".
La postura de China, el único país junto a EEUU al que Corea del Norte notificó sus planes con antelación, se considera crucial en el conflicto coreano, ya que se sospecha que el gigante asiático empieza a perder la paciencia con el país vecino.
El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha sido uno de los primeros en expresar su condena al tercer ensayo nuclear de Corea del Norte - tras los de 2006 y 2009-, que calificó de "un acto altamente provocativo", que "amenaza la paz y la seguridad mundial".
En un comunicado, Obama consideró que este acto del gobierno de Pyongyang, constituye una "amenaza para la propia seguridad nacional de Estados Unidos", y para la "paz y seguridad mundiales". Además, "viola las obligaciones que le imponen numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad" y aumenta el peligro de proliferación de armas nucleares.
Tras confirmarse la prueba nuclear, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y su homólogo surcoreano, Kim Sung Hwan, acordaron tomar medidas de manera "rápida y unificada".
Japón es otro de los países que se sienten más amenazados por Corea del Norte. Su primer ministro, Shinzo Abe, ha expresado que esta gran amenaza no puede "tolerarse" y adelantó que pedirá al Consejo de Seguridad "acciones concretas".
Además, ha confirmado que estudiar aprobar sanciones adicionales a las que implante la ONU contra el régimen de Kim Jong-un, entre las que Tokio plantea prohibir la entrada en Japón de aquellos simpatizantes del régimen norcoreano que viajes al país comunista.
Tanto la primera ministra de Australia, Julia Gillard, como el ministro de Asuntos Exteriores neozelandés, Murray McCully, abogan por una respuesta lo "más dura posible" del Consejo de Seguridad.
El responsable de la diplomacia alemana, Guido Westerwelle y su homólogo de Exteriores italiano, Giulio Terzi, adoptan la misma postura de pedir al Consejo de Seguridad de la ONU represalias claras ante "esa nueva provocación".
Por su parte, el ministro de Exteriores británico, William Hague considera que las "repetidas provocaciones" norcoreanas "sólo sirven para aumentar la tensión regional y dificultan las perspectivas de una paz duradera en la península coreana".
El Gobierno español ha dicho que el ensayo es "una clara violación" de las obligaciones internacionales" de Corea del Norte, y subrayó que se mantiene en estrecho contacto con sus socios de la Unión Europea y con otros países de la región para estudiar "medidas oportunas".