Europa mira a Hungría

Budapest toma la calle por el Orgullo LGTBI bajo la amenaza de la ultraderecha: "Nadie puede ser discriminado por cómo ha nacido"

¿Qué está pasando? Orbán sigue teniendo en su punto de mira al colectivo y ha prohibido una marcha que lleva 30 años celebrándose. Sí ha permitido dos de ultraderecha, con recorrido similar.

Miembros del Parlamento Europeo muestran su apoyo al Orgullo de HungríaMiembros del Parlamento Europeo muestran su apoyo al Orgullo de HungríaAgencia EFE
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Hungría sale a la calle. Budapest sale a la calle. Lo hace por el orgullo LGTBI. Lo hace para reivindicar sus derechos. Lo hace a pesar de Viktor Orbán. A pesar del primer ministro del país, que ha decidido prohibir en este 2025 una marcha que lleva celebrándose durante los últimos 30 años. La tensión se respira en un ambiente enrarecido por la amenaza de la ultraderecha cada vez más presente en las instituciones húngaras.

Una ultraderecha a la que Budapest va a plantar cara. A la que el alcalde de la ciudad, Gergely Karçácsony, va a enfrentarse. Porque el primer edil y además líder del partido verde Diálogo por Hungría ha confirmado que la marcha, que la convocatoria prevista para las 14:00, se mantiene intacta. "No puede haber ciudadanos de primera y de segunda clase", ha dicho en una rueda de prensa celebrada en el Ayuntamiento.

"El municipio húngaro de Budapest organizará este acto para expresar que nadie puede ser discriminado por cómo haya nacido", ha afirmado el alcalde ante decenas de periodistas tanto de Hungría como de otros países.

Karácsony ha recordado, además, que la protesta está convocada como "evento municipal" bajo el nombre de 'Orgullo y Libertad de Budapest'. "Hace décadas el Parlamento húngaro tomó la decisión de que el último sábado de junio sería el día de la libertad húngara", cuenta.

"En 1991 fue el momento en que los soviéticos abandonaron Hungría para siempre. El momento que desapareció esa política despótica que no queremos que regrese a nuestro país. Es por ello la mejor ocasión para hacer una celebración de las minorías sexuales", ha dicho.

Y ha lanzado un aviso a la Policía, ante esa prohibición de Orbán a la marcha LGTBI: "Los municipios no están sujetos a eso. Los agentes tienen una tarea que es la de garantizar la de seguridad".

Orbán, obsesionado con el colectivo LGTBI

Pero la incertidumbre está más que presente. Porque Orbán, porque el primer ministro húngaro, ha dicho que desafiar la ley tendrá "consecuencias legales" aunque haya descartado que la Policía vaya a usar la fuerza. Sin embargo, ha recordado a los administradores que, además de ser responsables "penalmente", también lo son "de cualquier daño que pueda ocurrir".

Todo esto tras 30 años de celebración, de orgullo y de reivindicación en Hungría. Todo, porque Orbán tiene la mirada fija en el colectivo LGTBI. Les tiene en la diana, y esa ley aprobada en junio de 2021 similar a la promovida por Vladímir Putin es la mejor muestra de ello. Se llevan bien tanto el uno como el otro, y esa llamada Ley de Propaganda provocó que la Comisión Europea iniciara sanciones contra Hungría.

En su aplicación, dicha ley ha llevado a modificar otras normas como la de protección a la infancia. Y, ante la misma, el Gobierno ultra de Orbán ha censurado que en el espacio público se pueda mencionar "el cambio de sexo, la desviación de la identidad con respecto al sexo de nacimiento y la homosexualidad".

"La ley de propaganda se expande a una nueva esfera. Ya no solo limita la libertad de expresión, ahora también restringe el derecho de reunión. Todo, justificado en la protección de los niños", afirma Eszter Polgári, abogada.

Las "obligaciones" de la Policía

La Policía, bajo los focos. Porque son ellos los que han de garantizar la seguridad o los que deberán actuar conforme a las premisas de Orbán. "La Policía cumplirá plenamente con sus obligaciones en relación con la manifestación", han dicho en un comunicado.

Lo que no queda claro es a que obligaciones se pueden referir. En dicha nota, los agentes recuerdan al Budapest Pride que sus acciones "violan el código penal". Gracias a un software de reconocimiento facial, pueden identificar a los asistentes e imponer multas de entre 16 y 500 euros según sea la infracción.

Amenaza ultra en la marcha

Mientras, en algunos puntos del recorrido prohibido por Orbán, lo que sí le parece bien al primer ministro húngaro son las manifestaciones de ultraderecha que se van a celebrar. "Hay muy pocos contramanifestantes alentados por el Gobierno. Quizá sean más ruidosos", ha dicho el alcalde de Budapest sobre estas concentraciones.

Concentraciones como la agrupación nacionalista HVIM. Estos individuos han descubierto el trazado de la marcha que permanecía en secreto para evitar el boicot y han convocado lo que han llamado 'evento familiar' para la misma hora y con un recorrido similar. La Policía ha dicho que todo está bien.

Y luego está Mi Hazánk, el Movimiento nuestra patria, que está más a la derecha todavía de Fidesz y que apoya a Orbán en el Parlamento. Ellos han convocado concentraciones en todos los puentes de la ciudad de Budapest.

Hay además otras dos organizaciones de extrema derecha que han coqueteado con hacer sus propias marchas, mientras el alcalde afirma que en Hungría "es más fácil organizar una manifestación nazi que otra que defienda los derechos humanos".

Europa mira a Hungría

Todo este clima de tensión ha salido fuera de Hungría. Ha llegado, por ejemplo, a España. Tanto Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, como Ernest Urtasun, ministro de Cultura y portavoz de Sumar, se han desplazado a Budapest para dar su apoyo a la comunidad LGTBI.

"El mensaje es que los derechos no se tocan porque todos tienen el derecho a amar y ser como les dé la gana. Vamos a decirle a Orbán y a la extrema derecha del mundo que seguiremos siendo libres", ha expresado Yolanda Díaz.

En el mismo sentido ha hablado Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, quien ha avisado al primer ministro de Hungría que la manifestación pacífica es "un derecho fundamental".

"Quisiera reiterar mi llamada a las autoridades húngaras para que permitan que el Orgullo se celebre. Es importante que se haga sin temor a sanciones penales o administrativas contra los organizadores o participantes", ha dicho la presidenta de la Comisión Europea. Orbán ha respondido, recordando que en los asuntos nacionales Europa "no tiene papel que desempeñar" y que eviten "interferir".

Pero la tensión es más que evidente. La tensión y el temor. El miedo, el qué pasará y el si la seguridad está o no garantizada. Los asistentes no saben si les pueden detener o si incluso la Policía empleará la fuerza. Además, la ultraderecha está en el lugar. Y entre todo esto, un Orbán que sigue teniendo la mirada fija en el colectivo LGTBI y un alcalde de Budapest que está plantando cara al primer ministro.

Desde Europa, la recomendación a los 72 europarlamentarios que acuden a la cita es clara: "Sigan las instrucciones de la Policía. Manténganse juntos. No reaccionen a las provocaciones. Vistan ropa neutra sin símbolos ni banderas, ni LGTBI ni de la UE".