Por el momento se
desconocen los detalles del accidente, ni si se ha registrado alguna víctima.
Este accidente tiene lugar en un momento delicado para el Departamento de
Defensa estadounidense después de que recientemente una investigación
periodística pusiera de manifiesto que se ha incrementado un 38% el número de
incidentes en aeronaves militares a lo largo de los últimos cinco años.
De acuerdo con dicha
pesquisa, cuya validez ha sido reconocida por el Pentágono, desde el año 2013
se han registrado cerca de 5.500 incidentes en aeronaves militares tripuladas,
en los que perdieron la vida 133 miembros de las Fuerzas Armadas, lo que supone
un incremento de casi el 40 por ciento con respecto a 2012.