La Asociación Nacional del Rifle (NRA) abrió el viernes su convención anual con un récord de asistencia, orgullosa de haber evitado nuevas regulaciones de armamento y con un discurso que alertó de una "guerra cultural" en Estados Unidos.

El centro de la ciudad de Houston se blindó ante la llegada de unos 70.000 miembros y simpatizantes de esta asociación, que pudieron contemplar lo último en armas de asalto y asistir a discursos de los más populares políticos conservadores.

La mayor asociación defensora de la tenencia de armas de Estados Unidos contó con los políticos más conservadores del partido republicano, que en tono de aviso hacia el gobierno federal rechazaron cualquier regulación de la Segunda Enmienda de la Constitución. Esa enmienda, que defiende el derecho a portar armas, fue invocada constantemente para rechazar medidas destinadas a extender los controles de antecedentes penales y psicológicos de los potenciales compradores de armas, propuestas por la Casa Blanca tras la matanza de 20 niños y 7 adultos el pasado diciembre en una escuela primaria de Newtown (Connecticut).

Tras esa tragedia, perpetrada por Adam Lanza, un joven de 20 años con síndrome de Asperger, la Casa Blanca abogó por actuar para evitar que armas de alta capacidad caigan en manos de las personas equivocadas, mientras que la NRA, con unos 5 millones de miembros en todo el país, pidió más seguridad, con guardias armados en las escuelas.

El presidente ejecutivo de la NRA, Wayne LaPierre, aseguró que los propietarios de armas en Estados Unidos deben estar orgullosos y advirtió en tono desafiante que "los medios y las elites políticas" que "demonizan" su movimiento no los "detendrá". Más que hablar del lado deportivo o lúdico de las armas, los ponentes repitieron el lema "aguantar y luchar" y se centraron en criticar las políticas "liberales" del gobierno del presidente demócrata Barack Obama.

El vicepresidente de la NRA, James Porter, aseguró que "ésta no es una batalla sobre los derechos de portar armas", sino "una guerra cultural". Con un panel exclusivamente de políticos republicanos, el evento se convirtió en una conferencia política, con figuras como la candidata a vicepresidenta en 2008, Sarah Palin, el senador del ultraconservador Tea Party, Ted Cruz, o el exsenador Rick Santorum.

Cruz, que recibió una gran ovación, retó al vicepresidente, Joe Biden, a un debate de una hora sobre el derecho a portar armas y aseguró que "los propietarios legales de armas no son los responsables de los crímenes violentos". El senador por Texas recordó el fracaso de la propuesta del vicepresidente Biden en el Senado para ampliar los controles de antecedentes penales y psicológicos para la compra de armas, una ley que fue rechazada en la Cámara Alta por falta de apoyo republicano, pero también demócrata.

Santorum, aspirante a candidato presidencial republicano en las pasadas elecciones, también utilizó el lenguaje de enfrentamiento en su discurso en la NRA, al asegurar que los miembros de la asociación son "guerreros" en defensa de la Constitución.

Frente a un imponente escenario con imágenes de la bandera, estadounidense ondeando en el fondo, Sarah Palin dijo: "nuestra lucha es una lucha justa, por la Constitución y el futuro de la libertad... sigamos recargando (el arma) en esta batalla".

Según la asociación National Shooting Sports Foundation, la industria de armamento para el consumidor estadounidense no ha parado de crecer en los últimos años y mueve anualmente más de 13.000 millones de dólares. Decenas de esos millones son destinados directamente o a través de la NRA a labores de lobby o a apoyar a políticos a nivel federal y estatal.