Así se ha señalado en un nuevo balance divulgado por la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), que apoya a clínicas en la zona. La organización calcula que, desde que se recrudecieron los ataques, 71 personas han muerto de media cada día y otras 344 han resultado heridas. En total, han perdido la vida 1.005 personas, mientras que otras 4.829 han sufrido heridas, y el balance sigue subiendo conforme pasan las horas y la ofensiva continúa --dos de los diez centros que participan en el balance no actualizan datos desde el 3 de marzo--.

La directora general de MSF, Meinie Nicolai, ha subrayado que "las cifras hablan por sí solas", pero ha advertido de que los testimonios que llegan desde Siria son desgarradores. "A diario, escuchamos un sentimiento creciente de desesperanza y desesperación y nuestros compañeros médicos llegan al límite de lo que puede hacer una persona", ha afirmado, al aludir a un personal "exhausto" y que apenas puede dormir, "siempre con miedo a que las bombas o los proyectiles les golpeen directamente".

"Intentan hacer todo lo que pueden para mantener un mínimo de servicios médicos activos, pero tienen todo abrumadoramente en contra. La situación y los continuos abusos de las reglas de la guerra por las partes enfrentadas les llevan a hacer lo imposible", ha añadido Nicolai en un comunicado. De los 20 hospitales y clínicas apoyados por MSF, 15 han sufrido algún ataque, mientras que cuatro miembros del personal han muerto.

La ONG ha subrayado la necesidad de realizar un suministro médico "masivo" a Ghuta, donde permanecerían atrapadas unas 400.000 personas --un 70 por ciento estaría ya viviendo en sótanos--. Naciones Unidas y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) han aplazado el convoy que tenían previsto enviar este jueves, después de que un primer envío el lunes resultase fallido.