Guta es el último bastión rebelde asediado por el Gobierno. Las tropas de Bashar Al Assad ya han recuperado una cuarta parte de esta localidad cercana a Damasco.

Imposible vivir en esta ciudad arrasada. El miedo les ha llevado a esconderse bajo tierra. La vida de muchas de las 400.000 personas atrapadas en Guta se ha trasladado al subsuelo, mujeres, niños e incluso bebés, se refugian en estos túneles.

Apenas comen, sin agua potable, sobreviven en condiciones infrahumanas. Sin ropa de abrigo, sin medicinas y entre la inmundicia.

Una mujer se queja de que su situación es peor que la de los perros callejeros. Huyen de la destrucción más absoluta. La ONU ya habla de crímenes de guerra.

En 15 días han muerto 642 personas, entre ellos más de un centenar de niños y hay registrados 2.000 heridos. Ni siquiera los convoyes humanitarios han podido acceder a la localidad ante la falta de seguridad.

El alto el fuego acordado se ha quedado en papel mojado. Y entre la barbarie, los niños de la nueva Aleppo aún juegan bajo las bombas.