Tras llegar a Madrid
Los activistas españoles de la Flotilla denuncian el "maltrato" de Israel: "He pensado que aquí es donde me matan"
¿Qué han dicho? El primer grupo formado por 21 activistas españoles que ha llegado a Madrid desde Israel ha relatado la "humillación" constante que han sufrido por parte de los militares israelíes: "Se reían en nuestra cara".

Resumen IA supervisado
Un grupo de 21 activistas españoles de la Flotilla Global Sumud denunció haber sufrido humillaciones, amenazas y maltratos físicos y psicológicos por parte de militares israelíes tras ser interceptados ilegalmente en aguas internacionales y llevados al puerto de Ahsdod. A su llegada a España, relataron cómo fueron maniatados, privados de sueño y asistencia médica, y tratados de forma deshumanizante en la prisión de Ketziot. También señalaron que las autoridades israelíes firmaron documentos en su nombre, acusándolos de entrar ilegalmente en Israel. Los activistas pidieron a los Gobiernos una mayor intervención contra Israel, subrayando que el sufrimiento de los palestinos es aún mayor. Además, periodistas presentes en la Flotilla denunciaron un trato especialmente violento y el decomiso de su material de trabajo.
* Resumen supervisado por periodistas.
Humillaciones, amenazas, armas apuntándoles a la cabeza, negación de medicamentos, maltrato físico, privación del sueño... Son solo algunas de las múltiples acciones que el primer grupo formado por 21 activistas españoles de la Flotilla Global Sumud liberados por Israel ha denunciado a su llegada España que han sufrido por parte de los militares israelíes.
Tras aterrizar en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas con gritos de "¡Que viva la lucha del pueblo palestino!", "Viva Palestina libre", "¡Gaza aguanta, el mundo se levanta!" y "¡No es una guerra, es un genocidio!", el grupo de activistas ha realizado un comunicado ante los medios de comunicación desplazados en los que han relatado el "trato vejatorio" al que han sido sometidos, aunque recalcando que lejos del que sufren los palestinos cada día.
"Somos del primer grupo de personas del Estado español en ser deportados. Quiero empezar reflexionando y llamando a la conciencia que lo que hemos vivido, teniendo en cuenta nuestras diferentes realidades, somos consientes de que lo que hemos vivido no tiene nada que ver con el permanente sufrimiento que viven nuestros hermanos y hermanas en Gaza, Palestina e Israel. No normalizamos la violencia que hemos vivido, pero el foco tiene que estar en Gaza", ha relatado una de las activistas.
En su discurso, ha relatado cómo el miércoles 1 de octubre, por la noche, fueron "interceptados ilegalmente en aguas internacionales por Israel y llevados, en contra de nuestra voluntad, al puerto de Ahsdod". "Al llegar al puerto, la violencia escaló notablemente", denuncia.
De hecho, como ha desvelado otro de los activistas, Rafael Borrego, estuvieron "siete horas maniatados con las manos en la espalda y sentados en el asfalto de noche mientras se paseaba el ministro extremista Ben-Gvir, que vino a darnos una especie de lección, pero conseguimos echarlo de allí". "Cuando nos procesaron para llevarnos a la cárcel, pasamos un trámite humillante en el que nos robaron prácticamente todos los efectos personales y nos dejaron un par de prendas de ropa a la mayoría", ha añadido.
Según han detallado, los guardias israelíes de la prisión de Ketziot, en la que todavía se encuentran 28 españoles y más de 200 activistas de la Flotilla, "se rían en nuestra cara y nos trataban como si fuéramos menos que seres humanos, menos que animales". "Ya en la cárcel, los maltratos físicos y psicológicos han sido repetidos durante todos estos días", ha continuado Borrego.
"Nos han golpeado, nos han arrastrado por el suelo, nos han vendado los ojos, nos han atado de pies y manos, nos han arrastrado por el suelo, nos han insultado, nos han impedido dormir, nos han negado asistencia médica, hemos estado todas las celdas gritando que llevaran insulina a una de las celdas porque nadie la llevaba... No nos han dejado hablar con abogados, han impedido la asistencia consular, no nos han dejado llamar a nuestra familias... todo en un tono de humillación y violencia", ha denunciado.
Además, el activista ha asegurado que, si alguien llamara a un guardia, "se arriesgaba a que entraran como entraron en muchas de las celdas siete personas o más armadas hasta los dientes apuntándonos con fusiles a nuestras cabezas".
Los testimonios aterradores sobre lo padecido en la prisión israelí eran cada cual peor que el anterior: "En el módulo de hombres entraban con pistolas y nos apuntaban con el puntero en partes vitales como la cabeza o el corazón". "Ha habido momentos en los que he pensado que aquí es donde me matan", afirmaba otro integrante ante estos recurrentes episodios.
Por otro lado, los activistas han pedido a los Gobiernos una mayor actuación en contra de Israel, detallando que si ellos han pasado este maltrato, el que están sufriendo los palestinos es mucho mayor.
Mientras, otros 28 españoles siguen detenidos en Israel al negarse a firmar el documento para su deportación inmediata, entre quienes se encuentran tres representantes de Podemos (Lucía Muñoz, Serigne Mbayé y Alejandra Martínez), la presidenta del grupo de la CUP en el Parlamento de Cataluña, Pilar Castillejo y Adrià Plazas, miembro de la dirección de ese mismo partido, según han informado sus respectivas formaciones.
Negación de medicamentos
Como han relatado durante sus intervenciones, muchos de los integrantes de la Flotilla sufren afecciones médicas que requieren una serie de medicamentos y atención que Israel no les ha proporcionado hasta los tres días de cautiverio y tras una presión constante de los activistas para conseguirlos.
De hecho, tras pedir insulina para un hombre y atención médica especializada, los activistas ha asegurado que uno de los guardias les dijo que "no tenían médico para animales".
Pero no fue el único desprecio. A otra activista que padece una patología cardíaca y requirió ayuda urgente, la respuesta de las autoridades israelíes fue que "solo sería urgente cuando se le parara el corazón".
Los periodistas recalcan una "violencia especial"
Por su parte, los periodistas españoles acreditados en la Flotilla también han realizado un comunicado propio a su llegada a Madrid, alertando que los profesionales del sector son "objeto de especial violencia".
"Nos hemos visto obligados a embarcar porque no podíamos hacer nuestro trabajo sobre el terreno. Los periodistas sobre el terreno son un objetivo militar prioritario por contar lo que está ocurriendo. Ser prensa ha supuesto que seamos objeto de especial violencia y trato vejatorio. Fue incautado nuestro material, incluyendo carnés de prensa, cámaras, agendas, micrófonos...", han comentado a los medios.
Ada Colau: "No se respetaba ninguno de nuestros derechos"
Entre los 21 integrantes españoles de la Flotilla que han regresado a España se encuentra Ada Colau, quien se ha dirigido a Barcelona nada más aterrizar a Madrid.
Cuando ha llegado al aeropuerto de la ciudad condal, la exalcaldesa de Barcelona ha explicado a los medios de comunicación sus vivencias en la Flotilla: "Ha sido un viaje muy intenso, difícil y con un final complicado, pero es verdad que nos hemos sentido muy acompañados y acompañadas durante todo este tiempo".
"Hemos pasado por una experiencia muy dura, de secuestro en aguas internacionales. Hemos estado encerrados en una prisión donde no se respetaba ninguno de nuestros derechos. Ha habido maltrato y trato denigrante, pero sabemos que eso no es nada con lo que sufre el pueblo palestino y con lo que pasa cada día en Gaza. Por ello, lo importante no somos nosotros, sino la causa palestina, detener el genocidio y abrir corredores humanitarios, por lo que la acción continúa".
Suplantación de identidad
Las acciones perpetradas por Israel, según cuentan los activistas, ha llegado al punto de incluso firmar en su nombre documentaciones que aseguraban que eran plenamente conscientes de que habían entrado en territorio israelí.
"Un policía israelí ha firmado en nuestro nombre una declaración en la que afirmábamos haber entrado ilegalmente en Israel y que éramos capitanes de barco. Lo han firmado con nuestro nombre y en nuestra cara", ha denunciado uno de los integrantes de la Flotilla.
Porque, explican, ante todo han vivido un "proceso constante de deshumanización".
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