Es verde oscura, tiene un cuello un poco más ancho que las botellas de vino y se identifica con Asturias. No es una adivinanza difícil, y así ha debido también opinar el Tribunal Supremo. Un choque judicial que empezó en Cantabria en el año 2016 se salda con una protección de marca para Asturias, que blinda uno de sus mayores activos frente a otras empresas de sidra que no formen parte de la Asociación de Sidras Asturianas (ASSA). A partir de ahora, las compañías asociadas a esta son las únicas que pueden utilizar o autorizar el uso de este botijo tan característico.
En 2018 comenzaron los pleitos de la Asociación de Sidras Asturianas (ASSA) contra la compañía Sidra Somarroza, una pequeña empresa familiar afincada desde hace poco más de una década en Renedo de Piélagos, y que decidió utilizar esta botella para comercializar su sidra natural. Jesús Gómez, propietario y gerente de Sidra Somarroza, se defiende apuntando que "es la que había en el mercado". En un principio, la justicia cántabra le dio la razón porque la botella no cumplía, a su juicio, con los requisitos de la Ley de Marcas, pero ahora el Tribunal Supremo, en una sentencia firme que no admite recurso, le ha dado la vuelta a la sentencia fallando a favor de los asturianos.
"Es un distintivo de Asturias y de las empresas asturianas", alega Venancio Busto Alonso, vocal de la ASSA que está satisfecho con la decisión del Alto Tribunal: "La utilización por otras empresas sería como utilizar una marca ajena, un registro de patentes ajeno, y aprovecharse de la identidad asturiana para vender un producto". El Supremo sí cree que la botella verde es una "marca tridimensional" y asegura, en su exposición de motivos, que de alguna manera la empresa cántabra ha cometido una infracción. Los jueces razonan que el "uso por los asociados de la titular de la marca, lagareros de Asturias, ha dado lugar a que un consumidor medio de sidra natural al ver este envase pueda distinguir el origen empresarial, en cuanto que se trata de sidra que proviene de lagareros asturianos".
Además de que Sidra Somarroza debe dejar de utilizar esta botella para comercializar su sidra natural, el Tribunal Supremo ha condenado a la empresa cántabra con una indemnización que represente el 1% de la cifra de negocio alcanzada con esa botella durante los últimos cinco años. Gómez asegura que Sidra Somarroza ya prueba una nueva botella que empezarán a usar "posiblemente la semana que viene", y ha lanzado un dardo a los asturianos: "Yo no tendré ningún problema con que nadie utilice mi botella".
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Las características de la botella 'marca Asturias'
Las características técnicas de la botella de sidra han ido evolucionando desde 1880, cuando se empezó a fabricar en Asturias para poder comercializar y transportar la sidra a los hogares, y además escanciarla sin tener que espichar los toneles donde se almacenaba. En el cuello, la botella tiene un engrosamiento en la punta, para que el corcho adquiera volumen dentro de la botella y evitar que se pueda salir (ya que es una bebida con gas). La parte más importante de su diseño también está en el cuello, más ancho sobre todo en la base que el de otras botellas, de 'pie de dama', para que al inclinar la botella la salida de líquido sea constante, y no intermitente como pasa por ejemplo al servir desde una botella de vino, que no dejara pasar el aire. El hombro redondeado también facilita la salida del líquido, y su color verde oscuro lo protege contra el sol más que una botella transparente.
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