Gonzalo padece una esquizofrenia combinada con otra enfermedad mental, todavía sin nombre. “Se me cierran los ojos, tengo problemas al hablar y movimientos extraños”, asegura. Su enfermedad rara podría ser investigada en el Centro Nacional en Trastornos Mentales de Valencia si no estuviese cerrado a pesar de que las obras finalizaron en 2011.

“Este centro podría servir para coordinar las investigaciones que hay en España y esto no sucede”, señala. Además del departamento de investigación, debería contar con un centro de día y servicios especializados. “Fui a un centro de día en su momento y si ahora tengo algo parecido a una vida es gracias a la ayuda de este tipo de centros”, cuenta Gonzalo.

Para la ‘Federación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental’ (FEAFES), el retraso agrava la situación de estas personas. Alfonso Rodríguez, presidente de FEAFES afirma que “cuanto más facilidades se den en este tipo de patología, más fácil es que la persona esté integrada en el sistema de salud pública”.

En este aspecto, Vicente Sarrià, concejal del PSPV, asegura que “lo que se esconde detrás es el interés de privatizar lo que es un centro público que costó importantes recursos públicos”. Desde el Ministerio de Sanidad aseguran la apertura está próxima, aunque no han concretado la fecha. Mientras tanto, personas como Gonzalo no recuerdan que la salud mental también es un derecho.