El acceso a la compra de vivienda de los menores de 34 años se complica en España: a finales de 2019, sólo el 18,7% de la juventud española se había emancipado. El problema principal es el de los bajos salarios, que no permiten ahorrar ni hacer una inversión como la que la adquisición de una vivienda requiere.

Según datos del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España en su último informe, los jóvenes deberían tener un salario de 1.935,57 euros mensuales para poder comprarse una vivienda sin emplear más de un 30% de sus ingresos. Sin embargo, el sueldo medio actual que reciben los menores de 34 es exactamente de la mitad.

Los datos revelan además que un joven que quiera comprar una casa financiando el 80% del precio de venta debería pagar una entrada de 4,1 veces su sueldo anual. La entrada en estas condiciones equivaldría a unos 47.104,8 euros.

Por otro lado, la opción de alquilar tampoco es fácil pues, según los datos, la mayoría de los menores de 29 años deben destinar para ello un 90,7% de su salario. Estas cifras empujan a los jóvenes, tal y como indica el Observatorio de Emancipación, a compartir piso.

Esta opción costaría a cada joven una media de 287,45 (el alquiler medio de una habitación), lo que implica un desembolso casi el 30% del salario, el límite estipulado como recomendable para poder hacer frente al resto de gastos.

La precariedad y temporalidad de los empleos no ayuda

La crisis derivada de la pandemia del coronavirus no parece que vaya a ayudar a mejorar los datos de emancipación juvenil. Ya antes de la crisis, una de cada cinco personas jóvenes con trabajo se encontraba en riesgo de pobreza y exclusión social, con empleos precarios y temporales.

De hecho, de las personas jóvenes que finalizaron el año pasado con un empleo, un 55,4% lo hizo en puestos temporales y, además, en sectores donde el COVID-19 ha destruido mucho empleo, como la hostelería o el turismo.

Cataluña, Baleares y Madrid, imposibles para la emancipación

En Cataluña, Baleares y Madrid, el coste de acceso a una vivienda libre en alquiler superaría el 100% de sueldo; es decir, es materialmente imposible que los jóvenes de estas regiones se emancipen en solitario.

Ante la imposibilidad de comprar o alquilar una vivienda libre, las personas jóvenes que desean independizarse tienen tres opciones principales: retrasar la decisión para más adelante -la opción mayoritaria-, aspirar a participar en el proceso de adjudicación de una vivienda protegida -con poca oferta- o buscar alternativas fuera del mercado.