El expresidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán ingresó en la cárcel de Soto del Real el 5 de diciembre de 2012. Su vida acababa de dar un giro de 180 grados. Durante cuatro años, había sido estado al frente de los empresarios españoles. Desde ahí, defendió abaratar el despido y los ERE sin control: "El despido en España es carísimo. Los ERE no tienen que pasar la supervisión administrativa".

Además, parecía tener en su mano la solución para que el país saliera de la crisis: "Lo que hay que hacer es trabajar más y cobrar menos".

Pero no fue su actividad en la CEOE lo que le llevó a prisión, sino su otro trabajo: el de presidente del Grupo Marsans. El declive del grupo empezó con el cierre de la compañía Air Comet y, con ella, el despido de 666 trabajadores. Antes de eso, ya se había pronunciado sobre su aerolínea: "Yo no hubiera elegido Air Comet para volar".

El holding de Díaz Ferrán se encontraba en suspensión de pagos. Y es en este momento cuando aparece este hombre Ángel de Cabo, liquidador del Grupo Marsans. "Había que sacar los bienes de su patrimonio para que no fueran ejecutados, y se le fueron pagando 100.000 euros al mes en efectivo; se le abonó un total de 2,7 millones de euros, no se le pagó más porque se llevaron a cabo las detenciones", confesó De Cabo a la Policía.

Es su declaración cuando ya la Justicia le pisaba los pies tanto a él como a Díaz Ferrán. Este último estaba acusado de alzamiento de bienes y de blanqueo de dinero. Delitos que, finalmente, le llevaron a prisión. Eso fue en 2012. Dos años después, continúa en la cárcel. Ha sido declarado culpable por la quiebra de Marsans y por fraude fiscal en la compra de otra de las aerolíneas del grupo.