Alemania no está contenta y por una vez no es porque gastemos mucho, sino por todo lo contrario porque Berlín cree que España se ha quedada corta en el rescate a sus bancos. La Unión Europea puso sobre la mesa 100.000 millones de euros para que el Gobierno los inyectara en las entidades pero el Ejecutivo cogió sólo 40.000, lo justo para tapar los agujeros del ladrillo.
Lo que quiere Alemania es que ahora se use el resto y se entregue a las entidades a ver si así por fin, vuelven a dar créditos. Algo que muchos expertos ponen en duda. “Que se ponga más dinero a disposición del sector financiero ayudaría a sus cuentas de resultados no a la reactivación económica real”, asegura Juan José de Lucio, director de estudios de las Cámaras de Comercio.
Pero la cosa va más allá: porque coger esos 60.000 millones supondría muchas más cosas. Entre ellas que volveríamos a lo de siempre, que nadie puede asegurar que luego los bancos vayan a prestar ese dinero. Eso aparte de sumarle a nuestra deuda pública una nueva millonada.“Supondría el pago de intereses por parte de España e incrementaría más el déficit”, asegura el economista José Fonseca. Argumentos suficientes para rechazar la presión alemana aunque tratándose de propuesta de Merkel, nunca se sabe.