Gabardinas, abrigos, camisetas, perfumes, maquillaje… Desde1856, la firma británica Burberry viste a los más privilegiados. Vende moda y complementos de lujo y lo que no vende, lo que le sobra, directamente, lo incinera: "Para que no acaben en un mercado o en un nicho de mercado que no es el de lujo" explica Susana Aguirre Rueda, CEO Marketing Lab de Susker Asesores.

Para que sus productos no estén al alcance de cualquiera, para que no se vendan a un precio inferior. Año tras año Burberry cada vez quema más. Si en 2010 la firma destruyó ropa por valor de 1,67 millones de euros, este año lo ha hecho por un valor de 31, lo que supone un aumento de 1756%.

La empresa se defiende: asegura que la incineración respeta el medio ambiente, que lo hace de manera responsable, algo con lo que discrepan los ecologistas. "Las combustiones de todos estos productos generan también emisiones de gases que están generando un impacto en el medioambiente" explica Lucia Moreno, portavoz de Ecologistas en Acción Valencia.

Pero no solo las marcas de lujo queman el exceso de stock, también los fabricantes populares. Un programa de investigación de la televisión danesa asegura que H&M se ha deshecho de más de 60 toneladas de ropa desde 2013. La queman en una incineradora en Vasteras, Suecia.

La industria de la moda es la segunda más contaminante en el mundo, solo por detrás de la petrolera, y solo en nuestro país se tiran más de 320.000 toneladas de ropa al año: siete kilos por español.