La presidencia de Caja Madrid fue un negocio muy rentable para Miguel Blesa y Rodrigo Rato. Blesa se lleva la palma ya que durante 13 años como presidente, se embolsó no sólo su sueldo de varios millones de euros, sino que también obtuvo cuantiosos ingresos extra y, tal y como publica ‘Infolibre’, aprobó un bonus de 25 millones de euros para la cúpula de la caja.
Así se lo agradecía en 2007 el consejero Matías Amat: “Ahora si nos echan tendremos bastante más que los dos años de indemnización”. Entre sus otras pagas, por ejemplo, como consejero de empresas participadas por Caja Madrid. Aunque hace dos años lo negaba, la SER desvelaba el viernes lo que, presuntamente, ganó en tres empresas: cerca de 280.000 euros, de los que parte debería haber revertido a la entidad.
A eso hay que sumar lo que gastó con las tarjetas ‘opacas’. Él fundió con su black casi medio millón de euros. Las ganancias fueron: un sueldo de 3,6 millones de euros anuales, el gasto con sus tarjetas, los ingresos como consejero y la indemnización que se llevó al irse de Caja Madrid. Esto hace un total más de 20 millones euros.
Rodrigo Rato no se quedó atrás en sus dos años al frente de la Caja, después Bankia. Además de su salario de más de 2 millones anuales tiró de black hasta gastar 99.000 euros. Cuando llegó a Caja Madrid venía del banco Lazard que le pagó, estando ya en la entidad madrileña, más de 7 millones de euros. Además, violando la ley de cajas, en 2010 se embolsó un sueldo como asesor del banco turco Akbank.
Sus cuentas arrojan la nada desdeñable cifra de más de 12 millones de euros. Todo esto sin contar con que se gastaron en regalos para los miembros de la Asamblea: miles de euros en televisores, y demás aparatos electrónicos. Un auténtico derroche sobre el que ellos dos tendrán que rendir cuentas.
"Es mucho más importante el déficit de viviendas"
Escrivá advierte que poner topes al alquiler de la vivienda puede tener "efectos indeseables"
¿Por qué es importante? Lo dice el ahora gobernador del Banco de España que era miembro del Gobierno que impulsó precisamente la medida de topar el precio del alquiler.