Las primeras palabras de Ana Patricia Botín tras adquirir el Popular han sido de tranquilidad para todas las partes. "La prioridad era estabilidad del banco y continuidad a los clientes".
A primera hora de la mañana el Banco Santander ha formalizado la compra por un euro, con el visto bueno de Bruselas, ante el inminente riesgo, como advertía el Banco Central Europeo, de quiebra.
Al simbólico precio le seguirá una ampliación de capital de 7.000 millones de euros, con la que el Santander tratará de afrontar los problemas de su flamante adquisición.
Una operación no tan buena para los más de 300.000 accionistas del Popular, que perderán el 100% de su inversión.
"Pido a los accionistas que nos unamos, hay unas responsabilidades que hay que ver", explica Félix Revuelta, presidente del Grupo Kiluva.
También se quedan sin nada los que tengan bonos y deuda subordinada, estimados en unos 2.000 millones.
Los clientes sí pueden estar tranquilos porque sus depósitos están garantizados. El Banco Popular se convierte en la primera entidad cuyo rescate no se pagará con dinero público.
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¿Por qué es importante? Son cuatro millones de personas las que ahora temen quedar en un limbo después de que la mutua y el Gobierno no alcancen un acuerdo para renovar la licitación.