La falta de ayudas pone en dificultades el sector de las residencias de ancianos, que hasta ahora venía siendo un negocio muy lucrativo y rentable. El cierre de estas residencias se suma además a que muchas familias se ven obligadas a sacar a sus personas mayores de estos centros porque empiezan a necesitar su pensión.

Así que en lo que llevamos de año la ocupación ha descendido un 30%. Solo en Madrid han echado el cierre a cuatro residencias en estos meses, suponiendo un total de 200 plazas menos.

Los afectados denuncian que nadie dejó de ingresar las mensualidades y que no entienden las deudas de la empresa que llevó al cierre dejando a decenas de ancianos sin hogar. Uno de estos afectados es Manuel, que ha vivido de cerca el cierre repentino de una de las residencia de Madrid. La residencia tuvo que cerrar porque una orden judicial obligo a desalojar a unos 55 mayores. El motivo fue las deudas que tenía la empresa que se encargaba de su gestión.

En el otro lado de la moneda están los empleados de estas residencias, que con el cierre precipitado de estas residencias aún no han sido dados de baja y por lo tanto no pueden solicitar y cobrar el paro.