Friedi Kuhne es de esas personas a las que les gusta el riesgo. El equilibrista ha caminado 320 metros por un cable a bastante altura para llegar de una torre eléctrica a otra en las montañas de Armenia. Si eso ya es complicado, hay que sumarle las rachas de viento de 110 kilómetros por hora.
Pero para él es cosa fácil. Es más, antes de comenzar el reto se permite el lujo de sonreír, y en él incluso se pone a una pierna. Muchos no podríamos dar ni un paso, pero él lo hace hasta a la pata coja.
"Es realmente fácil", afirma.
Eso sí, en alguna que otra ocasión sí se ha llevado un buen susto.